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ENTREVISTA DE PERFIL.COM

El film que espía el mundo de la militancia en la UBA

La película El estudiante se mete con la política en la universidad. Cómo se hizo.Fotos y video.

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| Cedoc

Es una de las películas independientes más comentadas del año. Con éxito de público, pese a un estreno modesto en el Malba y la sala Lugones del Teatro San Martín, previo paso por el BAFICI, El estudiante parece haber llegado al cine con el timing justo.

Y es que desde la ficción, totalmente grabada en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, la ópera prima de Santiago Mitre explora el mundo de la militancia entre las aulas a partir de la historia de Roque, un chico que llega a Buenos Aires desde el interior y al poco tiempo se da cuenta de que no está en la facultad estrictamente para estudiar.

Incluso el momento del rodaje de El estudiante parece haber sido oportuno: la película fue filmada durante 2010, con una universidad movilizada por el crimen de Mariano Ferreyra, las protestas de los estudiantes secundarios porteños y luego la muerte de Néstor Kirchner.

Perfil.com entrevistó al director, que además trabajó como guionista de las películas de Pablo Trapero Leonera y Carancho.

- ¿Qué elementos de la militancia universitaria te interesaron para encontrar material para tu película?

- Mi idea no era hacer un retrato de la militancia universitaria. Pero tomé esto para observar determinados procedimientos políticos que se repiten en todas las esferas en la que está involucrada la política a nivel más macro y trabajar con los procedimientos: las alianzas, los frentes, las traiciones, la rosca. Y también el armado de un acto político, los discursos. Todos esos elementos que son la materia prima de la política. Pero la película no es un retrato textual de la militancia universitaria. De hecho parte de un retrato naturalista pero a medida que avanza se va despegando.

- Pero de todos los universos políticos posibles, elegiste estrictamente lo universitario.

- Es que hay un entramado político extraño en la universidad. Hay palabras que te dicen como “contrahegemonía” que nadie sabe bien qué es, salvo que uno sea de la facultad de Sociales. O Prisma, la Vallese, la UES. Entonces ese ámbito además fue ideal para la película, porque esas agrupaciones no refieren a los partidos tradicionales argentinos y esto me permitió armar un relato político sin entrar en las discusiones históricas de la Argentina.

- Desde hace un tiempo se habla de un resurgimiento de la militancia, ¿vos creés que la película es parte de eso?

- Yo tenía la idea de antes. Pero además creo que la militancia no es una cosa del año pasado. Creo que el año pasado se empezó a tocar más el tema y apareció en los medios. Pero creo que hay una revalorización de la política y un resurgir de la militancia desde hace muchos años. Sobre todo desde el 2001 en adelante.

- Al usar el contexto universitario, ¿qué querías preguntarte?

- La verdad es que yo no tengo una postura definida, no pienso en términos de debate. Por eso hay algo que yo quiero distinguir siempre que tiene que ver con la diferencia entre el cine político del cine militante. Esta película es una ficción, que trabaja con materia política pero no es militante. Si yo tuviese una participación activa en alguna agrupación o partido podría haber hecho una película más militante. Pero no lo es, simplemente observo un estado de situación y me pregunto desde qué lugar los jóvenes se acercan a la política. Me parece que lo que marca, o lo que entabla, es un diálogo entre dos generaciones.

- ¿Quiénes integran ese diálogo? ¿Los militantes de los '70?

- Sí, la película le habla a los 70. Pero también a uno de los personajes que tiene más que ver con un progresista del primer radicalismo y los jóvenes, que son de alguna manera los herederos de esa generación que les enseñó a hacer política.

- ¿Cómo fue la experiencia de rodar en la Universidad?

- Surgió porque no obtuvimos el apoyo del INCAA para obtener la financiación. Me presenté al concurso de Opéra Prima y perdí. Ahora creo de todas maneras que eso nos ayudó a que la película fuera mejor en algún punto, porque nos obligó a pensar en una estrategia de rodaje distinta. En este nuevo esquema era imposible reproducir los ámbitos superpoblados de la facultad de Sociales o de la Universidad de Buenos Aires. Entonces teníamos que filmar efectivamente en los pasillos de la facultad y en las aulas con sus alumnos y en las asambleas. Si bien la película es completamente de ficción y los actores están representando un guión escrito, nosotros lo que hacíamos era mezclar a los personajes ahí. Por suerte tuve la ayuda del centro de estudiantes de la Facultad de Sociales y también de las autoridades que nos dejaron usar los espacios. La solidaridad de todos los estudiantes fue fundamental.

- ¿Preferís seguir con este esquema de trabajar por fuera del Instituto de Cine para tus próximos proyectos?

- La verdad es que yo fui a buscar ayuda del Instituto y no lo conseguí y busqué alternativas para que la película se pudiese producir bien. La película no es que está hecha en contra del instituto ni nada. De ninguna manera voy a decir que está mal que el Instituto financie a las películas, todo lo contrario. Espero en la próxima película tener ayuda del estado y poder filmar sin perder libertad pero pudiéndole pagar a la gente lo que le corresponde. Yo defiendo mucho el cine independiente porque sobre todo el cine independiente se basa en la voluntad de los directores para que las películas se hagan. De todas maneras siento fundamental que el Estado apoye todo el cine.

(*) de la redacción de Perfil.com

(**) El estudiante se exhibe todos los jueves en la sala del Malba y en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín.