ESPECTACULOS
Cucho Parisi

“El primer día hablé de la inflación”

El líder de Los Auténticos Decadentes debutó con programa propio en Nacional Rock. Asegura que, al no tener pauta publicitaria, poseen mayor libertad.

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Estilo. Cucho Parisi transforma cada jueves el estudio radial en un show con luces que sólo pueden ver quienes están ahí. | obregon

Los jueves a las 22 hay un estudio de Nacional Rock que se transforma en salón de fiestas con disc jockey, bola de cristales y luces estroboscópicas de colores. “Nosotros la hacemos en grande. Traemos esferas, descontrolamos. Es como un show en vivo. Salimos transpirando”, dice Cucho Parisi mientras elige la música que le gusta, la que lo identifica como la voz de Los Auténticos Decadentes. “Al no ser comercial, tenemos la libertad de poner lo que queramos y de darles oportunidad a muchas bandas. Aprovechamos no tener que cumplir con una pauta. Tenemos la libertad de decir lo que se nos antoja”, acota al pasar Gastón “el Francés” Bernardou, percusionista de la banda y coconductor de Enciendan los parlantes. Igualmente, trabajar para un medio estatal puede generar cierta incomodidad, aunque en el programa no se hable de política. Cucho lo reconoce: “Tengo ganas de decir mil cosas pero me muerdo la lengua… Está todo bien. No lo pienso en el sentido del Gobierno, sino en la idea de lo público. Si tengo algo que decir, lo diré. Si es bueno, también. Pienso que acá hay libertad de expresión, ¿no? El primer día hablé de la inflación que hay y no me importó. Siento que está todo muy caro y no alcanza la guita. No lo hice por pegar un palo, sino porque es algo que siente todo el mundo. No puedo callarme la verdad por cuidar un trabajo”.

—Llevan décadas girando por Latinoamérica. ¿Pueden ver cambios?

—Progresaron mucho los lugares. Perú y Bolivia es impresionante cómo cambiaron. Chile siempre está igual de espectacular y en Costa Rica las primeras veces que íbamos no había policía... No sabemos qué pasa interiormente en la política, más que lo que vemos en los noticieros. Pobreza hay en todos lados, pero se ve un cambio. Desde el rock también, hay más movida y recitales.

—Con treinta años de tocar sin parar, ¿cómo vive un músico lo que pasó en el recital del Indio Solari en Olavarría?

—Una tragedia, pienso que el Indio y las autoridades no lo hicieron a propósito, pero pasó. Yo no puedo hablar por él porque toca para 300 mil personas. Es un fenómeno muy especial, y lo que pasó nos perjudica a todos. No lo digo por los artistas, sino por toda la gente. Si estaba arriba de ese escenario, me moría. Es terrible ver que muere una persona en un espectáculo.

—¿Da ganas de meterse más en la organización?

—Claro, igual delegamos. Si contratamos el Luna Park, se encargan ellos, y siempre voy a pensar que van a hacer lo mejor. Lo que se pueda evitar, que se evite. Siempre hay un antecedente que te dice “ojo, que pasó esto”. Pasó Kheyvis y después se prendieron Cromañón y otros boliches. Somos hijos del rigor, lamentablemente. Con estas tragedias se comienzan a cambiar nuestros modales... Hemos tocado en cada sucucho, sin salida de emergencia. Jamás lo pensamos. A lo mejor moríamos en nuestra ley. No lo digo por la gente, sino por mí como músico, porque tocábamos donde podíamos. En Cemento tocamos mil años y jamás revisamos si había salida de emergencia. La ignorancia pasaba por uno.


El mundo a sus pies

Es un año muy movido para la banda. Su aniversario número 30, que viene con disco homenaje de artistas como Los Cafres, Dread Mar-I o Vicentico, los sacó de gira por todo el continente. Una noche pueden estar compartiendo fecha con Korn, otra con Madness. Un día están en Perú, al siguiente en Costa Rica. Allí en breve sólo irán para hacer notas, ya que tienen la promoción de un show que darán en el Foro Sol ante unas 40 mil personas: “Allá nunca estuvimos en la televisión, creo que eso nos hizo más grandes. Somos un grupo under y la gente nos tomó sin que nos hubieran grabado un disco ni pasado por una radio comercial. Acá a lo mejor nos veían hasta en una fiesta de 15… Nosotros desde que armamos la banda quisimos tocar en todas las fiestas que fuera posible. Además, hay que vivir de la música”.

—En una semana hicieron radio y metieron gira por Perú y Costa Rica. Ya son tres décadas de la banda, ¿se vive distinto?

—Sobrepasamos todo, hasta a nosotros mismos. Si no está nuestro cuerpo, están las canciones por las hinchadas de fútbol. Invadimos el carnaval carioca o la hora feliz, como le dicen en Perú. En Costa Rica ves a 20 mil personas cantando El murguero y te preguntás: “¿Cómo llegó acá?”. Lo loco es que Los Piojos reventaban River, pero iban a México a tocar para argentinos. Nosotros ya teníamos un público local. Cada uno es profeta en la tierra donde cae bien y la gente acepta la propuesta, obviamente.

—Hablabas de hinchadas de fútbol, ¿Cómo tomaron la prohibición para entrar a los estadios de uno de los percusionistas de la banda, Eduardo Trípodi, por estar vinculado con la barra de Boca?

—Es algo personal de Eduardo. Siempre fue de la hinchada, y se supo. Las consecuencias él las sabrá. Estamos en contra de la violencia, pero con esto no digo que él sea violento.