ESPECTACULOS
PAOLA BARRIENTOS

Exito en sala oficial

Protagoniza Tarascones que va por la segunda temporada. Afirma que aunque tiene trabajo no se siente tranquila con tantos colegas desocupados y que no podría hacer teatro y televisión al mismo tiempo.

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educación. Barrientos considera que Marta Serrano y Ciro Zorzoli fueron sus maestros más importantes. | obregon

Luego del notable éxito del año pasado, el Teatro Cervantes ahora dirigido por Alejandro Tantanian, ha vuelto a programar Tarascones, la hilarante obra escrita por Gonzalo Demaría, dirigida por Ciro Zorzoli y protagonizada por Alejandra Flechner, Eugenia Guerty, Susana Pampín y Paola Barrientos. Comedia tan ácida como delirante, Tarascones, que irá de jueves a domingos, siempre a las 21, está escrita originalmente en verso (de distintas métricas, además: romance, yámbico, sáfico), característica que, lejos de presentarse como una dificultad, resultó “un trampolín para entrar de lleno”, según dice Barrientos, actriz de reconocida trayectoria que, igual que sus compañeras, brilla en la obra.  “Me pasó pocas veces de leer una obra por primera vez y reírme a carcajadas –señala Barrientos–. Y el hecho de que esté en verso fue, más que un problema, la habilitación de un universo expresivo que apareció muy pronto en los ensayos. Nos entregamos a un juego donde nos enmascaramos completamente: nos pusimos algodones en la boca, cintas para estirar la cara, pelucas... Eso hizo que los ensayos fueran muy divertidos desde el minuto uno”.

­—Es una comedia, pero para nada liviana. Resuena bastante en la realidad que estamos viviendo en el país.  

—¡Claro! El humor lo provoca el contraste entre el aspecto de estas señoras tan peinadas y emperifolladas y lo que dicen, una enorme cantidad de barbaridades. Sostienen unos discursos que atrasan mucho, pero que hoy en la Argentina están a la orden del día. Por eso una obra como ésta se hace necesaria. Con mis compañeras de elenco nos mandamos por mail fotos de esas revistas de famosos y casas lindas donde aparece gente como las protagonistas de la obra. “¡Mirá a Raquel! ¡Mirá a Zulma!”, decimos (risas)”.

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­­­—¿Es una responsabilidad especial trabajar en el Cervantes, el único Teatro Nacional del país?

—Es un orgulllo ocupar un espacio en un ámbito oficial. Y sí, también es una responsabilidad estar momentáneamente ahí. Lo mismo que en el San Martín. En todos los casos fue con proyectos que sentía como propios. Eso es muy valioso para mí.

—¿De los maestros que te formaron como actriz cuál fue el más importante?

—Marta Serrano, sin dudas. Ella era maestra en la Escuela Municipal de Arte Dramático. Y Ciro Zorzoli, otro referente para mí, era su asistente. Creo que comprendí y adopté mucho de lo que ella me transmitió. Un modo muy particular de ver y relacionarme con los materiales que me tocan. Todavía hoy, cuando estoy ensayando, me parece escuchar la voz de Marta diciéndome alguna barbaridad en relación a lo que estaba haciendo (risas). Obviamente siempre me lo decía con amor, pero también con mucha energia porque era una verdadera apasionada.

—¿Tenés otros planes para este año, al margen de “Tarascones”?

—No, por el momento sólo haré esta obra. En dos meses nos vamos de gira por todo el país, algo que me motiva mucho. Las veces que hice teatro y televisión al mismo tiempo fue una locura. Es muy desgastante llegar al teatro después de una jornada larga de grabación. Elijo tener tiempo libre para llevar a mis hijos al colegio, traerlos de vuelta a casa y darles el almuerzo.

—¿Cómo ves al país con el gobierno de Mauricio Macri?

—A mí por suerte me va bien. Tengo laburo, no me quejo. Pero eso no me deja tranquila, feliz y contenta si a mucha gente no le pasa lo mismo. Tengo muchos amigos que se quedaron sin nada. Muchos actores que están en una situación preocupante porque se cerraron muchas fuentes de trabajo en los últimos meses. Personalmente estoy en un buen momento laboral y familiar, pero me entristece y me preocupan algunas cosas que pasan. El tema de Milagro Sala es clave en este momento del país y de mi ánimo. Es algo gravísimo lo que le han hecho, y lo que más me asusta es la sensación de adormecimiento de buena parte de la sociedad argentina respecto del caso. No sólo de Milagro Sala, sino de la seguridad jurídica vulnerada de una persona. Después de esto, uno siente que le puede pasar a cualquiera. En mi opinión, esto es más grave incluso que el notorio problema con la economía.