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Irán: La familia que esquiva con talento los balazos del fundamentalismo islámico

Mohsen Makhalbaf enseñó a sus hijos el oficio de cineasta. Ahora, ellos ganan premios y, como él, sufren los embates fundamentalistas. La historia de una familia única.

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| Cedoc

Contar una historia, narrarla, es un hecho tan simple como mágico. Salvo que en el lugar en el que se viva no haya lugar ni para la simpleza ni para la magia. Filmar en Irán siempre fue difícil para Mohsen Makhmalbaf. También lo es hoy para sus hijas, pero, como si se tratara de un pequeño ejército de la resistencia, ellos siguen apostando al cine, y llevan ganadas algunas batallas.

Mohsen lleva filmadas más de veinte películas y cosechó, a lo largo de su carrera, decenas de premios internacionales. Claro que no todas fueron caricias para su ego: toda su vida sintió (y todavía siente) la mirada fija en su nuca de la censura y del fundamentalismo religioso más extremo.

Por eso, cuando su hija mayor, Samira le informó que no pensaba volver a pisar el colegio y que quería ser cineasta como él, Mohsen no estuvo de acuerdo, pero sabía que tenía motivos para tomar esa decisión: no soportaba el adoctrinamiento ideológico.

" En Irán, hasta en las clases de matemáticas y química te meten la religión"; explicó Maysam, el hermano menor de Samira en una reciente entrevista publicada por El País.

Entonces, Mohsen encontró una solución: fundaría una escuela de cine para todos aquellos niños a los que les interesara aprender a contar historias, actuarlas, ponerles sonidos, músicas, silencios.

" Entonces, se dirigió a nosotros y nos dijo que pensáramos qué queríamos porque no estaba dispuesto a que dos años después le planteáramos lo mismo y tener que empezar de nuevo", recuerda Maysam.

En realidad, la idea era fundar una escuela de cine, pero el Gobierno se encargó de hacerle saber que con un Mohen Makhmalbaf ya tenían bastante... Por eso, la iniciativa incluyó sólo a sus hijos y a otros chicos conocidos.

Había tres tipos de clases, que sus hijos agrupan en clases para vivir mejor, cómo ser mejor personas y técnica cinematográfica. " La técnica puede aprenderse en cualquier otra escuela, pero nuestro padre insistió en la formación humana", recuerda Hana, la más pequeña de la familia. 

Así, Mohsen, su mujer Marsiyeh, Samira, Maysam y Hana se convirtieron en un virtuoso círculo de artistas que cosechan premios internacionales y cuentan historias simples y mágicas.

Claro que no fue fácil: sufrieron atentados en pleno rodaje, amenazas y actos de sensura. Pero, claro, estaban preparados para soportarlo.