ESPECTACULOS
‘El Aprendiz’

La audiencia que luego fueron votos

Con el latiguillo “Estás despedido”, el actual presidente de los Estados Unidos se hizo popular en un reality show, el más vendido de su formato, donde maltrataba a los participantes.

0204_trump_apprentice_cedoc_g
Cabellera. Con su particular peinado, Donald Trump promedió más de veinte millones de espectadores en rating a lo largo de la primera temporada del reality show que llevó su sello. | cedoc

Donald Trump estaba casi en la quiebra. Los números en rojo de su megaempresa inmobiliaria crecían de manera exponencial, y su última inversión multimillonaria en un hotel faraónico de Las Vegas había puesto al magnate al borde del abismo. En ese momento, Trump tomó la decisión que lo convirtió en un personaje popular en Estados Unidos y, tal vez, el punto de partida para llegar a la Casa Blanca: ser presentador de televisión.

La señal NBC le abrió las puertas para conducir el reality El aprendiz, donde masificó la frase “¡Estás despedido!”. Con una fuerte presencia en la pantalla del cable estadounidense, respaldado por el rating, Trump logró revertir su suerte con los negocios, y las acciones que venían en baja salieron a flote en la bolsa de Wall Street.

Habiendo estrenado el 8 de enero de 2004, esa primera temporada tuvo una audiencia promedio de 20,7 millones de televidentes, con un pico de 28,05 en la final. Tras 11 temporadas al aire como conductor-productor y ya con la billetera estable, adquirió el 50% del paquete accionario de la Organización Miss Universo y Miss USA que tenía en sociedad con NBC, y desterró a puro billetazo los conflictos que tenía con los directivos del canal por sus dichos discriminatorios y xenófobos en plena campaña electoral, que lo llevaron a un enfrentamiento abierto hace poco más de un año. Un tiempo después, el republicano ganó las elecciones y ordenó cerrar las fronteras a inmigrantes.  

Esto no le gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

El aprendiz (The Apprentice) fue un reality show con participantes ambiciosos que soñaban con convertirse en “la mano de derecha” de Donald Trump y, por supuesto, con ser tan millonarios como el señor platinado.

Ya en el primer capítulo, Trump enumeró sus ostentosas propiedades, cómo había sido su crecimiento en los negocios, sus capacidades, y al bajar de una limusina apuntaba su dedo índice derecho a la cámara, antes de subirse a su helicóptero, y prometía: “Es la oportunidad de trabajar para mí por un gran salario, y mejor aún, de aprender, para quizás algún día convertirse en multimillonarios también. Este será un puesto soñado”. Lo que se dice una declaración de principios.

Dependiendo de la temporada, del ciclo participaron entre 16 y 18 participantes que convivieron en un lujoso penthouse, y programa a programa sortearon las problemáticas de la convivencia y las difíciles instancias de desafíos comerciales que afrontaron. Divididos en grupos mixtos, seleccionaban a un director de cada uno mediante un sistema de votación. El equipo perdedor dormía en una carpa ubicada fuera de la lujosa casona instalada en Nueva York, mientras que los ganadores recibían una recompensa y gozaban de los amenities seis estrellas.

Uno de los premios que les obsequió el hoy hombre más poderoso del mundo fue la visita a su propia casa en la Torre Trump, ubicada en la 5ª Avenida de Nueva York, con vista privilegiada de La Gran Manzana. “Le muestro este apartamento a muy poca gente: presidentes, reyes... Ellos entran, miran a su alrededor y no pueden creer lo que están viendo, creen que es espectacular”, ostentaba el hombre de la cabellera sospechosa en uno de los episodios de la primera temporada.

Los aprendices del equipo perdedor iban a lo que se bautizó como “Sala de Reuniones”, donde el magnate, sentado en el centro como si fuera un capitolio mediático, los recibía en el cierre de cada emisión y elegía a uno o más aprendices para espetarles, casi con gozo y con el ceño fruncido: “You’re fired!” (“Estás despedido”).  La lógica de maltrato hacia los participantes llegó a su paroxismo durante el segundo episodio de la quinta temporada, con un promedio general de casi 10 millones de televidentes, cuando una de las integrantes lo interrumpió y el magnate reaccionó: “¿Por qué me interrumpís mientras hago ver tus errores? Si me interrumpís te perjudicás vos misma. Es algo estúpido, ¿no te parece? Estoy casi listo para despedir a este hombre y vos me interrumpís evitando que lo haga. ¿Sabés qué, Summer? ¡Estás despedida! Andate. Gracias”. Luego Trump miró al que estaba por echar, que a esa altura respiró aliviado por contar con al menos una semana más en el concurso, y le dijo: “Estuviste a punto, Tarek, debés saber que ella te salvó el culo”.  

Quien sorteó cada una de las etapas y a quien nunca Trump le escupió su crudo latiguillo en las 15 semanas de duración del ciclo terminó como ganador, embolsando US$ 250 mil y un contrato para trabajar en la firma del ahora presidente de EE.UU. y llevar adelante un proyecto bajo la firma Trump. Bill Rancic se coronó en la primera temporada y estuvo encargado del proyecto y la construcción de la Trump Tower de Chicago. También ganadores fueron Kelly Perdew, Kendra Todd, Randal Pinkett, Sean Yazbeck, Stefani Schaeffer, Piers Morgan y la conductora de televisión y comediante Joan Rivers, entre otros. Una curiosidad: al leer el listado puede apreciarse que era muy equilibrado para declarar ganadores tanto a hombres como a mujeres. Como si hubiera adivinado los problemas por dichos machistas que tendría en el futuro.

Hasta 2008, el formato se llamó El aprendiz. Tras una renegociación con NBC y el creador Mark Burnett, siguió Trump bajo el nombre El aprendiz de celebridades, con participantes artistas de segunda línea de TV (Vincent Pastore, actor de Los Soprano) o populares de EE.UU. que compitieron con fines altruistas. El que ganaba los US$ 250 mil los donaba a una asociación benéfica. Parecido a “Bailando por un sueño”, salvo por los montos. En total, el verborrágico y millonario Donald Trump condujo 14 temporadas del reality que en la temporada final alcanzó el mejor promedio de rating: 28 millones de espectadores. El formato es un éxito mundial, logró ser el más vendido en la convención de Natpe (National Association of Television Program Executives) de Miami, y ha sido comprado por cadenas y productoras de los cinco continentes y transmitido en más de 48 países.

Con esta experiencia que lo hizo popular, Donald Trump hizo de su campaña presidencial un show televisivo, y utilizó frases en sus discursos que bien podrían haber sido parte del programa que lo tuvo metido en las casas de los estadounidenses durante una década.


“¿Por que no intercambiamos los trabajos?”

Tras ser despedido de NBC como presentador de El aprendiz en 2015 por sus dichos discriminatorios, Donald Trump continúa ligado al programa en el rol de productor ejecutivo del ahora The New Celebrity Apprentice y, como todo empresario, recibirá dividendos económicos.

Para reemplazar a Trump, la cadena NBC contrató a Arnold Schwarzenegger, noticia que enfureció al actual presidente de EE.UU., quien fustigó al actor en una catarata de tuits luego de observar la planilla de rating, que había estado por debajo de su audiencia, con un piso de 3,7 millones de espectadores. “Cuando busqué la presidencia tuve que dejar el show... y porque estaba seguro de lo que estaba haciendo. Contrataron a una gran, gran estrella de cine, Arnold Schwarzenegger, para ocupar mi lugar, y vean cómo le ha ido. Los ratings se fueron por un tubo. Ha sido un total desastre. Oremos por Arnold si podemos, por sus ratings, ¿les parece?”, cierra sus tuits Donald Trump. Y agregó: “Pero qué más da” concluyó Trump, “él (Schwarzenegger) apoyó a (John) Kasich y a Hillary (Clinton)”.

El jueves, el actor de Hollywood y ex gobernador de California salió al cruce de Trump. “Hola, Donald Trump. Tengo una gran idea: ¿por qué no intercambiamos los trabajos?”, dijo Arnold en un video posteado en Twitter. “Tú tomas la televisión porque eres todo un experto en ratings y yo tomo tu trabajo, y así finalmente la gente podrá dormir tranquilamente de nuevo”, devolvió el derechazo. Casi literalmente.