Daniel Passarella no está pasando por un mal momento, a pesar de que en River las
cosas ardan y se hable de
causas penales, crisis institucional, barrabravas y extorsiones. En la cancha, su
equipo gana y empieza a gustar. Por otra parte, el DT
está lejos de sufrir problemas financieros.
En una de las últimas reuniones de la comisión directiva,
el club decidió subirle el sueldo generosamente.
Su recibo pasó de marcar 12.000 pesos a 24.000, y sus ingresos en concepto de prima casi se
duplican: ahora percibe 1.000.000 de pesos.
A eso se suma que, en cuanto a premios, continúa recibiendo el doble que los jugadores del
plantel.
El Káiser sigue acercando grupos inversores al mercado de pases millonario. Se
dice que si no fuera por él, el pase de Mauro Rosales (que costó 1.800.000 euros) se hubiese
truncado. Rosales estaba resignado a quedarse en el Ajax de Holanda, pero Passarella contactó a un
empresario para encauzar la operación.
Menos afortunadas fueron sus influencias con el agente
Ricardo Martín Hardoy. Aguilar e Israel habían aceptado la propuesta de Hardoy:
3.000.000 de dólares por un porcentaje que iba del 15 al 30 por ciento en los derechos federativos
de 16 juveniles del club. Pero cuando la transacción tuvo que ser aprobada por la comisión
directiva,
saltó a la luz que el empresario era insolvente.
Hardoy estaba procesado por quiebra fraudulenta. La operación fue cuestionada por
los vocales
Andrés Ballotta,
Juan Manuel Lanas y
Rodolfo D’Onofrio. Más tarde, en los pasillos de Núñez, trascendió que entre
los allegados al financista había dos amigos del Káiser: el
Mono Buscaglia y
Gustavo Murillo (miembro de la comisión fiscalizadora).