ESPECTACULOS
Una historia televisada

“La gran Andrea”, la vida de una actriz que fusiona realidad y ficción

Debutó a los cuatro años en la tv. Protagonizó numerosos programas y películas y, desde pequeña, hizo de las cámaras una endeble frontera entre su vida pública y privada. Ayer pidió por la aparición de su hija, según dijo virtualmente secuestrada por su padre, e hizo cómplice una vez mas al televidente de sus debilidades.

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Para muchos teleadictos, Andrea del Boca es una especie de Truman Burbank, el personaje de la película The Truman Show, protagonizada por Jim Carrey, cuya vida es televisada desde el momento de su nacimiento hasta que, por propia voluntad, decide abandonar Seaheaven, la ciudad artificial construida en un estudio de tv, escenario de sus vivencias.

La diferencia entre Truman y Del Boca es que la actriz desde muy pequeña conoció su origen y eligió ser parte del medio televisivo.

Hija de Nicolás del Boca, director y guionista de cine y televisión, debutó con sólo cuatro años en el programa Nuestra galleguita, donde interpretó a una sordomuda, papel sugerido por Alejandro Doria, pese a la inicial negativa de su familia. Ese fue el acercamiento hacia una cada vez más estrecha relación entre la actriz y las cámaras. Protagonizó numerosos programas de televisión y películas pero, sin dudas, su personaje más recordado fue del “Pinina”, interpretado por la adorable niña rubia de rulos en la exitosa Papá Corazón.

La “reina de las telenovelas” integró con aparente naturalidad su trabajo a su vida personal, o al revés. Lo cierto es que su último y desesperado pedido ante las cámaras por el paradero de su hija, según dio a entender virtualmente secuestrada por su ex y padre de la menor, Ricardo Biasotti, no es más que otro episodio en el reality de su vida.

Del Boca exhibió desde pequeña ante la tv sus tristezas, sus momentos de alegría, sus frustraciones y sus debilidades. Negó ante la mismísima Mirtha Legrand su embarazo durante un almuerzo, lo confirmó días después, se mostró feliz con su hija, a pesar de que, según dijo, no eligió se madre soltera y hasta se animó a mostrar en televisión moretones en su cuerpo supuestamente producto de golpes propinados por su ex.

“Necesito encontrar a mi hija. No sé dónde está, no está donde debería estar”, fueron las palabras con las que ayer abrió su ciclo, paradójicamente llamado La mamá del año, la actriz quien se encuentra procesada ante la justicia, acusada de no permitirle a Biasotti el contacto con la menor durante el año 2004.

Andrea sabe de televisión, sabe de rating, no caprichosamente es la heroína de telenovelas más reconocida del país, y sabe de lágrimas. Lloró casi tanto interpretando a las sufridas protagonistas de su fábulas televisivas como mostrando las miserias de su vida privada.

El culebrón Del Boca una vez más trascendió la ficción, haciendo cómplice al televidente, y puso a la actriz en primer plano de una historia que, como las protagonizadas por muchas víctimas y victimarias del star system porteño, gira sobre si misma.