ESPECTACULOS
el ao de las am y fm

La radio marcó el cambio político

Mitre mató, Lanata obtuvo una cfra nunca lograda en la radiofonía, y la 10 perdió. En 2016, vienen otras guerras: dominar los medios públicos,ya en tensión. Y el aire tal vez conserve un rasgo del 2015: la ambigüedad. Seguirá el pase entre Nelson Castro y Víctor Hugo, que prefieren hablar solo de fútbol.

Beto Casella. Crea audiencia a su imagen y semejanza. En 2015 creció levemente. El éxito es en la FM Pop.
| Cedoc

Los números no son todo. Pero sucede que en el caso de Mitre las cifras son astronómicas. Y eso queda plasmado en el big bang de Jorge Lanata: arrancó 2015 con 551.415 oyentes y liquida el año con 554.149. O sea que, con 2.734 oyentes más, alcanzó una cifra nunca lograda en la historia de la radio argentina. Marcelo Longobardi, por su parte, llegó a 441.132 oyentes y, las cuatro emisoras que vienen detrás, lograron 286.188; 154.944 oyentes menos…
Lo contrario de estas cifras, según Ibope (que mide CABA y Gran Buenos Aires), se manifiesta en el big crunch (implosión opuesta al big bang) sufrido por Radio 10: Beto Casella sumó 126.688 oyentes y Oscar González Oro 150.386. Y de esa manera quedaron segundos, muy lejos de la punta.
 Pero los grupos concentrados están de moda. Y un buen ejemplo es la mañana de otra de las radios que viene funcionando a todo trapo y es también de Cristóbal López. Se trata de FM Pop, que lidera de 6 a 9 con Santiago del Moro (326.292 oyentes) y con Beto Casella (438.398) de 9 a 13.
 Pero los números merecen análisis. Parte del éxito de Longobardi viene por de haber formado un equipo base con María Isabel Sánchez y Rolo Villar. Dicho con todo respeto: los tres trabajan como un simbionte (en biología, simbionte es la unión sólida entre diferentes organismos). Y Marcelo Longobardi, entonces, viene a ser la parte teorizante del simbionte matutino.

Para ellos la radio (y la política) son un espectáculo y, en el mundo espectacular, el oyente, más que un ciudadano, es un consumidor a satisfacer, a divertir y a informar. En cuanto a Jorge Lanata, el autor de esta nota insiste con la metáfora del box: si “el gordo” hace las cosas bien, siempre vuela una cabeza. Pero es imprevisible. Diego Leuco (revelación del año) hace muy bien lo suyo, pero Lanata es irreemplazable.
Beto Casella (súper rendidor en FM Pop) es uno de esos conductores que crean su propia audiencia. Y sus oyentes pueden ser algo politizados pero, al igual que a Casella, les cuesta ser partidistas. Y quien conozca la trayectoria de Casella sabe que ha ido creando oyentes a su imagen y semejanza.
Oscar González Oro volvió a la 10 para ponerse a la cabeza de la campaña de Daniel Scioli. Pero resultó raro. Porque venía de Radio La Red en donde había cantado a toda voz “Tu nombre es Argentina, tu nombre no es Cristina…”. Y fue así que, en plena carrera electoral, se convirtió en un sciolista antikirchnerista.
Pero al menos obtuvo un reconocimiento cultural (o algo así). El 16 de julio, en el lanzamiento electoral de Daniel Scioli, Carlos Zannini (habitualmente mudo) deflagró una consigna creada por “el negrito de la 10”: “¡Vamos… dale gas!” (debe haber sido el instante más absurdo en la historia de la radio).
 Otra revelación (con cerca de 400 mil oyentes) es Santiago del Moro. Su programa es un canto al optimismo y lo acompañan, entre otros, Diego Brancatelli y Lizy Tagliani (“la vagina del programa”, según el conductor).

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Las flechas de Del Moro dan en el blanco de lo que se ha dado en llamar globalización (posmodernidad o sociedad líquida). Porque pone en duda el valor del pensamiento (pensar requiere una pertinencia y una adecuación al tema a tratar). Y el conductor, por el contrario, impone el reino de la opinión (opinar es como una descarga: algo oportunista que debe prevalecer en ese momento y no está destinado a durar). En las opiniones de Del Moro siempre queda todo dicho. Todo y lo contrario de todo. Radio La Red, durante varios años destinada a desplazar a la 10 del segundo puesto, entró en 2015 en una meseta. Tiene periodistas excelentes (como Luis Novaresio, nave insignia de 6 a 9) y este año perdió a un gran jefe de contenidos: Julián “Pento” Etchevarría, que acaba de pasar a Continental. La pérdida debe haberse originado en alguno de esos empresarios que ignoran que, en algo, la radio se parece a Dios: para que exista, primero hay que creer en ella.
Radio Continental merece la frase de Albert Einstein: “Locura es hacer siempre lo mismo esperando un resultado diferente”. Tiene periodistas que están entre los mejores de las 24 horas. Se sacó de encima a los españoles del Grupo Prisa que intentaban (mal) dirigirlos. Y en medio de un silencio extraño cambió de dueño (Prisa se fusionó con Remigio González González, alias “el Fantasma”), en una negociación cuyo análisis comercial excede esta nota.

De los periodistas y programas favorables al gobierno de Cristina Kirchner, Víctor Hugo Morales (con 103.903 oyentes) fue el más escuchado del año. En ese mismo segmento, por caso, Radio Nacional tenía 44.160 oyentes.
No obstante, como un síntoma sospechoso, el periodista político más escuchado de la 590, no participó en la transmisión de los actos electorales.
Radio Nacional, dueña del informativo más completo y con emisoras y redacciones en las capitales más importantes del país, ha progresado y ocupa el cuarto, quinto o sexto lugar en distintos horarios. Las que deberían mejorar, porque  tienen material humano para hacerlo, son Nacional Rock (puesto 13º con 10.026 oyentes), Nacional Folklórica (17º con 7.291 oyentes) y Nacional Clásica (18º con 4.557).
Este 2015 entregó los excelentes editoriales de Ernesto Tenembaum en FM 98.9, la presencia de Cadena 3, los panoramas informativos de Nacional, el padecimiento de los trabajadores de Radio Rivadavia, la evolución tecnológica de Vorterix y la mejora periodística de Radio de la Ciudad con Carlos Ares. Pero, sobre todo, deja constancia de que el periodismo, cada vez más, va siendo colonizado por lo actoral. Y entonces, como final de este balance, se puede proponer lo siguiente: la radio es un espectáculo. Y, por lo tanto, lo mejor es que no deje de escucharla.