ESPECTACULOS
La pregnancia de un estilo

Los hermanos Coen: nerds, intelectuales y artistas

Su último film Sin lugar para los débiles les valió cuatro premios Oscar. Dueños de una marca indiscutida, dividen a la crítica y al público que no consigue clasificarlos. Galería de imágenes.

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| AFP

La última ceremonia de los premios Oscar tuvo la menor audiencia en la historia de los Estados Unidos, según cifras difundidas por la empresa de medición Nielsen Media Research. La primera explicación de los analistas es la escasa respuesta del público a la mayoría de las películas nominadas, entre ellos No country for old men , de los hermanos Joel y Ethan Coen.

Es sabido que la percepción de los críticos de cine ante una obra no se traduce siempre en las cifras de taquilla y el estreno de la oscarizada película de los directores estadounidenses no fue la excepción. El film quedó, por ejemplo, muy por debajo de una de sus competidoras, Juno, con casi la mitad de los ingresos, informó la web especializada Boxofficemojo.

Pese a las cifras oficiales, No Country For Old Men, aún no estrenada en la Argentina, les valió a los prestigiosos directores estadounidenses cuatro estatuillas, entre ellos los más importantes, el de Mejor Director y Mejor Película en una competencia caracterizada por la falta de las siempre favoritas superproducciones.

Si se trata de un par de intelectuales o de nerds con pretensiones es parte del debate que desconcierta y divide al público y la crítica que muchas veces no logra desprenderse del vicio de lograr clasificarlos. Sus films, catalogados como “de autor” por la pregnancia de su marca personal, oscilan entre la oscuridad y el guiño humorístico, entre la vulnerabilidad, la violencia y la sordidez del ser humano.

El dúo es el responsable de muchas de las películas más interesantes de los últimos tiempos como Fargo, El hombre que nunca estuvo, El gran Lebowski o la remake de El quinteto de la muerte que, o por obras maestras propias de dos mentes brillantes o por disparatadas y turbias no dejaron impasibles a los cinéfilos .

Avalados por colegas y actores como cineastas creativos y admirables -el propio Javier Barden dijo que nunca hubiera imaginado rodar con ellos- lograron imprimir en cada una de sus películas lo que la mayoría de los artistas busca por años: su estilo y mirada personal que hizo de ellos una garantía de buen cine y les aseguró un lugar entre los futuros clásicos.