ESPECTACULOS
Geronimo Rauch

“Me identifico con Sandro”

El cantante, que nació con Mambrú, triunfa en Europa, cantó en el Colón y el 9 lo hará en el Luna Park. Sostiene que ya no hay entretenedores como antes y revela sus encuentros en Cádiz con Paloma San Basilio.

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Futuro. Actuará en Sunset Boulevard, película de Wilder, ahora como musical. | silvestro

Gerónimo Rauch, a sus 39 años, ha ganado reconocimiento gracias a sus protagónicos en musicales como Los miserables, El fantasma de la ópera y Jesucristo superstar. Lejos quedaron sus inicios en la banda adolescente Mambrú. Ahora, radicado en España –donde vive con su mujer Alexia y su hijo Yael, de 5 años–, es solicitado en escenarios españoles y en el West End de Londres. Cuando se presenta en la Argentina, lo hace como solista, en formatos de grandes dimensiones: el anterior fue el Teatro Colón; el próximo, el 9 de noviembre en el Luna Park. Allí, bajo el título de Songbook. Lo mejor, lo nuevo y lo distinto, se dará el gusto de seguir reversionando canciones consagradas, en su estilo melódico, lírico, sostenido sobre arreglos orquestales, y con estudiadas dosis de seducción y gestos histriónicos aprendidos con sus dramáticos personajes.

—El 27 de diciembre estrenarás en Tenerife “Sunset Boulevard”, con Paloma San Basilio. ¿Ya la conociste?

—Sí. Hicimos una especie de workshop. Abrió las puertas de su casa en Cádiz. La pasamos muy bien ensayando y cenando. Está estupenda; se la ve joven, con fuerza. Quizás este sea el personaje más difícil que vaya a enfrentar, el que la va a reafirmar como la artista que es. Mi personaje, Joe Gillis, es un tipo que ha fracasado en sus expectativas. Huyendo de unos acreedores, se esconde en la abandonada casa de Norma Desmond, antigua estrella de Hollywood, del cine mudo. Ella encuentra una oportunidad para volver a actuar.

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—Antes, vas a hacer un concierto de Navidad en Barcelona…

—Sí, será el Concierto de Navidad Lloyd Webber, la primera vez que se monta un show, fuera de Broadway y de Reino Unido con toda la música de Weber, todo supervisado por su equipo.

—¿Qué construyó esta identidad tuya?

—El teatro. Haber hecho mi carrera contando historias hace que, para mí, cada canción sea una historia. Me gusta, cuando canto, que aparezcan los personajes. Tengo muchos referentes: Freddy Mercury, Pavarotti. Me gustan Charles Aznavour, (Riccardo) Cocciante, Sandro, George Michael. De ahora, Josh Groban y (Michael) Bublé, que me parece un tipo con un carisma alucinante, con quien siento que estoy vibrando en un lugar parecido. Ellos combinan las artes del teatro, la música y el humor. Quizás yo sea un poquito más dramático; yo cuento historias profundas.

—¿Cuándo sentiste que despegó tu carrera?

—Yo cantaba como hobby. En 1998 o 1999, en el Teatro de la Comedia, haciendo Sueña, que canta Luis Miguel (en El jorobado de Notre Dame, para Disney), por primera vez me transformé y dije: “Esta es la droga más potente que seguramente pruebe en mi vida, y lo que quiero volver a sentir siempre”. En Los miserables, en 2000, en el Opera, me dije: “Soy un profesional de esto”. Mi carrera se vio como internacional cuando fui a Londres e hice Los miserables y El fantasma de la ópera. Lamentablemente, cuando te vas y lográs algo afuera, toma muchísimo más valor que si lo lograses en tu país. Es así. Yo no me fui de mi país queriendo escaparme, sino que fui a buscar otras oportunidades, porque no las tenía.


Politica no, oraciones si

—En tu posibilidad de ir y volver a la Argentina, con tu experiencia internacional, ¿cómo ves nuestro país?

—Yo no opino de política, me mantengo al margen. (En todo caso), yo pago impuestos en España y opino de España, sin ningún problema.

—Entonces, ¿cómo ves la actualidad española en relación con Cataluña?

—Creo que el independentismo está en la gente que no salió de Cataluña. Pero toda esa violencia, falta de diálogo y el castigo absurdo alimentaron muchísimo al independentismo. Muchos catalanes se sienten aislados, no escuchados. Pero separarse hoy en día no entra en mi concepto de ser humano. Tenemos que estar más unidos que nunca: están pasando cosas horribles.

—Cantás canciones que son boleros, canciones de The Beatles o Fito Páez. ¿A todas les imprimís tu estilo?

—A cada una de las canciones trato de buscarle mi identidad. Por ejemplo, grabé I want to hold your hand solo después de que la llevaran a un lugar mucho más swing, más mi rollo, mi estilo. Trabajo cada canción como si fuese una obra de texto. Así hago con I dream a dream (Soñé un sueño), de Los miserables; Getsemaní, de Jesucristo superstar, o Bring him home, de Los miserables, la que me costaba mucho cuando la cantaba antes de ser padre y no comprendía lo que era sentir que daría la vida por otra persona.

Cuando la canto, hay gente que me pide que rece por alguien. Es algo muy poderoso. Me gusta ser un instrumento del público y que mis palabras o mi sensación pueden generar una oración.