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Crítica cine

Muere, monstruo, muere: El cine bestial como fuerza de la naturaleza

La película argentina de terror resulta un hallazgo ineludible para los espectadores.

Muere monstruo 20190510
Cannes. Después de su paso por el circuito festivalero, se estrena el gran film de Alejandro Fadel. | Maco Cine

Calificación: Excelente

Todo comienza con una serie de asesinatos de mujeres en Mendoza. Todas las víctimas han sido decapitadas. Vemos la investigación, que involucra a un policía (Víctor Cruz), que podría estar entre los victimarios, y un sospechoso (Esteban Bigliardi), que también podría ser inocente. Ese es apenas el mapa para entrar a la mejor película argentina de este 2019 (que viene ya sacudiendo expectativas desde Cannes 2018): el director Alejandro Fadel crea una película monstruosa, repleta de ideas de cine nuevas, sentidas, que miran con cariño a cierto linaje, que mastican con odio los tics del cine comercial y el mal llamado festivalero. Una película visceral y romántica gracias a su forma plena de vivir lo que puede hacer una pantalla. Fadel crea un obra mientras pisa firme con la pulsión de quién sabe qué quiere que respire su película, pero también la deja exhalar a su propia voluntad y le permite liberar cosas que son más difíciles de calificar. 

Monstruos y asesinos: el negocio del terror

Hay aquí ideas políticas (el mal como estado que oscila, tomando un ribete aquí que apunta contra lo masculino cuando peligroso y tóxico), hay ideas de puesta en escena (terror puro, con nervio de obra maestra, con pulsiones de Carpenter cuando Halloween, del género en los años 70 cuando salvaje) y hay una voluntad por destilar locura, por rodearnos  y que nos perdamos en ella. En ese sentido, cuando por ejemplo, nombres como Jordan Peele y su cruzada de género racial, su búsqueda por relatos que destruyan los estereotipos de clase –dejándolos expuestos–, son celebrados por su innovación, quizás habría que mirar de frente a Fadel y su ingenio y capacidad.

El argentino que posicionó el terror en el cine y triunfa en Hollywood

Realismo, epopeya e ideas lisérgicas van y vienen en su filme, marcan ritmos y se vencen unas a otras, violencia gráfica y violencia sugerida toman turnos: toda Muere, Monstruo, Muere es una oda al cine, a las ganas de que el cine nos devore, que haga con nosotros lo que sus santos y demonios quieran hacer. Los instintos de Fadel son aquellos que hace rato necesitaba sentir, como mordida o como furia, una pantalla de cine demasiado acostumbrada a etiquetas, cajas con categorías y demás celdas que no permiten esa felicidad arrebatadora que es el cine cuando abomina de sí mismo.

CP