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Del amor al odio...

Pampita y Barrantes: cómo sigue la novela

Ella está feliz porque puede volver a casarse, pero la Justicia determinó que fue infiel y el polista iniciará una acción civil.

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| Cedoc

" A partir del día de la fecha me encuentro divorciada y libre para poder continuar mi proyecto de vida junto al señor Benjamín Vicuña y mis hijos". Con esta escueta frase, la modelo Carolina Pampita Ardohain anunciaba que finalmente la Justicia había dado por terminado su matrimonio con Martín Barrantes.

Lo que la modelo no dijo es que el Trinbunal de Familia Nº2 de San Isidro determinó como cierta la acusación del polista sobre la infidelidad de la que habría sido víctima. Para la Justicia, entonces, la relación entre Pampita y el actor chileno Benjamín Vicuña comenzó antes de que terminara el matrimonio con Barrantes, y sin previo aviso.

Por ese motivo, el despechado ex esposo está habilitado para iniciar una acción civil porque asegura que gracias a ello quedó como " cornudo" frente a la opinión pública y por eso perdió millonarios contratos.

Sin embargo, para evitar que vuelvan a enfrentarse en un nuevo juicio -ahora sí, con varios millones en danza- la abogada de la modelo adelanto: "Estamos evaluando la resolución del juez peroes muy probable que recurramos a la Corte porque no estamos de acuerdo en algunos puntos. Vamos a apelar. Tenemos diez días para apelar a partir de la resolución que fue ayer”.

Pero hubo un tiempo en que este culebrón mediático se pareció mucho más a una película de Disney. La modelo y el polista se casaron el 30 de noviembre de 2002, y celebraron con una megafiesta. Se convirtieron en la pareja más buscada por las revistas y desde allí anunciaban, una y otra vez, lo felices que eran de haberse encontrado.

Sin embargo, los rumores sobre las peleas y encontronazos entre los tortolitos no tardaron en salir a la luz. Ellos los desmentían, una y otra vez, y volvían a mostrarse juntos y sonrientes cada vez que podían, pero  tres años después de haber pasado por el altar, la relación se terminó, definitivamente.

La modelo había conocido en Chile a su nuevo amor, el actor Benjamín Vicuña, con quien tendría luego a sus dos hijos, Bianca y Bautista.

Allí comenzó la pesadilla. El proceso de divorcio con Barrantes, en tanto, seguía en marcha y el polista había ganado espacio en los medios acusándola de adúltera. La modelo no se quedó atrás. Habló sobre maltrato y acusó a su ex esposo de desaparecer por las noches y de no trabajar. “Era intolerable. No trabajaba ni demostraba interés por hacer algo productivo. Yo era realmente la mucamita que debía trabajar y mantener sola el hogar, sin esperar nada a cambio, ni siquiera buen trato. Ni qué hablar del respeto y trato digno que merece una esposa", le dijo la modelo a la revista Gente.

Y fue más lejos aún: “ No deseaba tener relaciones sexuales conmigo. Y si lo hacía, no había juego amoroso. Me hacía sentir que era un trámite. Le resultaba imposible realizar el coito si no me ponía a espaldas de él. Practicaba, además, en forma inexcusable y obsesiva el coitus interruptus , con la inevitable repercusión emocional que ello implicaba”.

Las críticas hacia su marido no sólo se circunscribieron al plano sexual. "Además, sufría de depresión importante y durante algunos meses requería de medicación psico-farmacológica. Cuando se compensaba se ponía hostil, demandante y descalificador", sostuvo.

Ya por ese tiempo, el polista había abandonado su bajo perfil y era uno de los personajes más mediáticos y rendidores de los programas de chimentos. Desde ese lugar salió a defender su "hombría". "Con ella tuve relaciones sexuales no sólo de espaldas, sino de frente, de costado, de parado, en el agua y de todas las formas explicables y conocidas que un hombre y una mujer pueden tener", se vanaglorió.

Los dos mantuvieron sus posturas frente a la Justicia. Y así llegó el día en que volvieron a verse las caras. Ocurrió frente al tribunal, y los que estuvieron allí presentes aseguran que el aire era irrespirable. Ahora, de no prosperar el pedido de la modelo ante la justicia, podrían volver a enfrentarse en el juicio civil. Aunque, claro, ya no como marido y mujer.