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Rechazan una demanda contra Pergolini

Para la Justicia, el humor de CQC aún no es delito

Un empleado del Congreso acusó a la productora Cuatro Cabezas porque lo "caricaturizaron" durante una protesta.

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La Sala F de la Cámara Civil, con las firmas de los jueces Eduardo Zannoni, José Luis Galmarini y Fernando Posse Saguier, rechazó la demanda de un empleado de seguridad del Congreso contra la productora Cuatro Cabezas, del programa televisivo Caiga quien caiga (CQC), por un incidente ocurrido en el Parlamento en agosto de 2005.

La Cámara Civil reivindicó al humor y la sátira en un programa de TV como un "catalizador del espíritu crítico inherente al ser humano" y los avaló como herramienta "para expresar un juicio de valor".

Según el fallo, un notero de CQC "había reunido en las inmediaciones del Congreso a una cierta cantidad de personas que reclamaba a los legisladores que diesen a conocer sus declaraciones juradas de ingresos patrimoniales o bien que explicaran las razones de su falta de presentación". Cuando intentaron ingresar al recinto para presentar un petitorio, guardias de seguridad, entre ellos Diego Alberto Silva Báez, se lo impidieron.

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Cuando el programa emitió las imágenes el rostro de Silva Báez "fue desfigurado por un instante mediante la sobreimpresión de una caricatura", por lo que demandó a la productora por presuntos " daños y perjuicios", pues consideró que "de ese modo se lo ridiculizó sin derecho alguno y se afectó su identidad y honor".

Los camaristas entendieron que la emisión televisiva utilizó " un recurso humorístico, para emitir una opinión crítica respecto del accionar obstructivo del personal de seguridad" y reconoció a "la sátira como género o forma de expresión periodística".

"La burla, el humor, la caricaturización de personajes, forman parte de la vida diaria. Tanto el ciudadano común, cuanto el hombre público (el político, el juez, el deportista, el artista) están acostumbrados a las bromas y hasta la ridiculización de los actos y las costumbres de los personajes públicos. Si el humor trajera aparejada indemnizaciones a favor de quienes se sientan ofendidos por este tipo de sátiras, nuestros tribunales se verían inundados de reclamos por daño moral con consecuencias inusitadas", dijeron los jueces.

Los camaristas destacaron que " el humor, el chiste, constituyen una de las facultades más propiamente humanas y son indicativas de la complejidad del alma y sus posibilidades de afirmar negando, o viceversa... y constituyen, por eso, una de las más elevadas formas de expresión espiritual... la sátira sirve de válvula de escape, de catalizador del espíritu crítico inherente al ser humano".

Los jueces se remontaron a "Aristófanes -y quizás antes-" para recordar que " la sátira social y política ha sido un elemento sustantivo del elemento cultural al que suele denominarse 'occidente'".

FUENTE: DyN