ESPECTACULOS
El cataln en el Gran Rex

Serrat fue "100 x 100" ante un público encantado

Secundado por el piano de Ricard Miralles y con guitarra en mano, el cantautor apostó fuerte a sus clásicos. "Es una felicidad estar de nuevo en casa", dijo en medio de un mar de emociones.

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Joan Manuel Serrat protagoniz un show regado de sus clsicos | Tlam

Télam - Desenchufado y austero, con el invicto poder de sólo una parte de un cancionero que ha derrotado al tiempo, Joan Manuel Serrat inició anoche ante un Gran Rex colmado y fascinado el segmento argentino de su tour "Serrat 100 x 100".

Apenas salió a escena a las 21.45 y un haz de luz lo halló sobre el lado izquierdo del escenario para mostrarlo a sus seguidores, el catalán comprobó lo poderoso que sigue siendo el lazo de pasión y complicidad que une al público local.

Únicamente secundado por el piano de su viejo compinche Ricard Miralles y recurriendo a una guitarra que pulsó con solvencia, el cantautor abrió apostando fuerte con dos de sus clásicos: "Hoy puede ser un gran día" y "De vez en cuando la vida".

Haciendo pie en medio de tanta emoción, regaló la frase "es una felicidad estar de nuevo en casa", volvió a bañarse en otra oleada de ovaciones y, como si nada, entregó "Mediterráneo".

Aun con un sonido por momentos demasiado pequeño, Serrat disfrutó de la intimidad musical que armó con Miralles y resultó un renovado placer poder apreciar tan emblemáticas canciones en un estado casi puro, alejado de orquestaciones que en muchos casos conspiraron contra la frescura de su sencillez, contra el poder de su poesía.

Desde una simpleza que permitió subrayar los valores estéticos de una parte de su obra, el trovador se movió con soltura y gracia por un atractivo espacio escénico creado por el escenógrafo Fabián Puigcerver que, como una enorme y deforme estrella blanca, se integró al espíritu del repertorio.

Sabio anfitrión que conoce el poder de sus dichos sobre una platea extasiada, entregó varias parrafadas de lograda hechura y, antes de abordar "Mo" -el primero de los cuatro temas que a lo largo del recital abordó en su lengua natal- sentenció que "la especie humana es jodida" y como ejemplo de ello sostuvo "cómo nos vamos a poner de acuerdo para que el catalán sea la lengua universal".

El magnífico "Aquellas pequeñas cosas" dio paso a un tramo de corte jazzístico que se abrió con "Yo me manejo bien con todo el mundo", pasó por "Benito" y se cerró con "Me gusta todo de ti".

En medio de ese breve viaje, reflexionó en torno a la confusión entre personas y personajes y ejemplificó: "Cómo puede ser que el cardenal Ratzinger se crea el Papa, que Maradona se crea Maradona y que Inodoro Pereyra se crea el "Negro" Fontanarrosa".

El estallido que acompañó toda la interpretación de "Cantares" dio paso a uno de los momentos esenciales de la velada con el bello "Quemando nubes" (también de su álbum en catalán "Mo") y a riesgosas, atractivas y contenidas versiones de "Tu nombre me sabe a hierba" y "Penélope".

Miralles quedó solo en escena para homenajear a lo argentino con un virtuoso popurrí que abrevó en fragmentos de piezas como "Adiós Nonino", "Maturana" y "Cambalache" y el Nano regresó para citar a su amigo Gila ("el día que yo nací mi madre no estaba en casa", comentó) como prólogo a "Si hubiera nacido mujer" que empieza diciendo "Si hubiera nacido mujer, habría hecho feliz a mi madre, que quería una niña".

El pasaje político del show fue otro instante poderoso que se nutrió del imbatible "Pueblo blanco" y del felizmente recuperado "Disculpe el señor", un alegato que registró en "Utopía" (1992) y que es tan aplicable a la pobreza que generaron las políticas neoliberales de los 90 como al actual celo xenófobo europeo ante la llegada de inmigrantes.

Con "No hago otra cosa que pensar en ti" y "Para la libertad", el programa llegó formalmente a su término, pero el griterío de una audiencia en que se contaban, entre otros, Juan Carlos Baglietto, Guillermo Andino, Víctor Heredia y Tati Almeyda, de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, extendió la velada.

"Esos locos bajitos", "Fiesta" y "Lucía" (que Serrat cantó ante una legión de maduras mujeres arrodilladas en los pasillos de la sala tratando de inmortalizar el momento con sus cámaras digitales), pretendieron ser el final, pero hubo tiempo y fervor para más.

Con "Muñeca rusa" y "Es caprichoso el azar", el cantautor logró concluir un festivo encuentro al filo mismo de la medianoche.

En la seguidilla del tour; Serrat cantará en Buenos Aires hoy a la noche y mañana y, después, estará en Mar del Plata (el 26), Puerto Madryn (el 29), Neuquén (el 1 de febrero), Córdoba (el 3), Santa Fe (el 13), regresará al Gran Rex (15, 16, 17 y 18) y se despedirá en La Plata (el 20).