ESPECTACULOS
Oscar GonzAlez Oro

“Si en seis meses soy segundo hago una fiesta”

El 27 de febrero vuelve a la radio en Rivadavia. Dice que se considera mejor conductor radial que Lanata. Su relación con el Grupo Indalo y el enojo de Macri.

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ESTRELLA. Oscar González Oro será la figura de radio Rivadavia en 2017. | Nestor Grassi
Oscar González Oro interrumpió sus vacaciones en Uruguay para no perderse el evento de lanzamiento de la nueva programación de radio Rivadavia, emisora que lo tendrá animando la segunda mañana (8.30 a 12) a partir del 27 de febrero de 2017. Oro será la estrella de peso de la AM 630 adquirida en un 70% por los hermanos Guillermo y Fernando Whpei, rosarinos del rubro finanzas y dueños de la radio  santafesina LT3. “Estaba casi retirado”, aclara el Negro Oro a PERFIL y no esconde la emoción de volver al micrófono en una de las radios más históricas del dial. “Estoy muy felíz, Rivadavia es sinónimo de Cacho Fontana, Antonio Carrizo, Héctor Larrea, Juan Alberto Badía”.
González Oro desembarca en una AM que durante años surfeó conflictos salariales y juicios por deudas económicas hacia sus empleados. Sus flamantes dueños aclaran que se hicieron cargo de la administración desde septiembre, que como buen gesto pagaron los sueldos de agosto, respetaron antigüedad y cargos, y aclaran que acompañan a los empleados al Ministerio de Trabajo por los reclamos de los anteriores licitarios. “Todas las radios están complicadas. Hay gente que compró medios para tener pauta oficial, vivir y hacer negocios de la pauta oficial, y cuando se les terminó con este gobierno se fueron, no pagaron, no indemnizaron. Algunos se fueron a Miami y otros no se sabe dónde están. Se bastardeó la radio por la pauta oficial”, remarca.
—¿Puede vivir una radio sólo de la pauta privada?
—Siempre estuve en contra de los subsidios. Si tengo una empresa de transporte, no puedo tener subsidios, porque es un riesgo empresario. Los Whpei tienen un riesgo empresario que ellos lo van a asumir. Si hay pauta oficial porque la radio mide, importa que haya pauta, pero no que sea algo a discreción. Hay tal desmanejo de la pauta oficial... El otro día me llegó una lista del manejo de la pauta oficial hoy: primero el Grupo Clarín, está bien, es un grupo enorme, segundo Grupo Indalo (hace silencio). Es decir, le pagan para que les peguen. No lo entendí jamás. Es como que te pague mil pesos por día para que me pegues al aire. Eso bastardeó el medio, por eso me fui.
—¿Creés que se va a modificar la situación crítica de algunas radios?
—Sí, yo creo que va a cambiar. No se cuánto tiempo llevará. Las grandes marcas como radio Rivadavia y Del Plata, donde trabajé muchos años, van a sobrevivir porque la marca es tan fuerte que no las van a poder voltear, por más inútiles que sean sus dueños.    
—¿Volverías a Radio 10?
—No. Yo he vendido varias casas en mi vida y nunca volví a ninguna de ellas. En Radio 10 cometí el error de irme y volver porque me habían prometido cosas y me di cuenta de que estaba metido en el medio de un despelote. Y todo el mundo suponía que porque trabajabas dentro del Grupo Indalo sabías lo que sucedía. Y no. Yo me entero por los medios lo de los aportes previsionales de AFIP, la deuda con el Estado, la deuda con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y la verdad que yo decía “no quiero estar acá”.
—¿Hablaste con Fabián De Souza, socio de López, de estos temas?
—Sí.
—¿Qué te respondía?
—Me negaba todo. Que estaba todo bien. Cuando descubro eso me enojé mucho, mucho, y me fui muy angustiado.
Durante el año que pasó sin micrófono, el conductor descansó en su casa de Punta del Este, aprovechó para leer, estudiar, escribir, escuchar música, y compró varios pasajes para vacacionar en diferentes partes del mundo. Ibiza fue uno de los lugares paradisíacos que visitó con su novio, Tato Cabrera (ver recuadro).
Oro dice que el ex dueño de Radio 10, Daniel Hadad, “es su referente” y consultor: “Hablo todos los días con él”. “Volvería a trabajar con él, por supuesto. Pero me dijo que no quiere tener radio ni televisión. Está a full con Infobae”.  Alrededor de Oro, los que se sentarán como columnistas son Rubén Rabanal (política), Carlos Burgueño (economía), Claudio Zin (medicina), Ariel Donatucci (deportes), Gustavo Tabalan (tecnología) y Juan Manuel Brindisi (psicología).  
—¿Con qué puesto te conformás en 2017?
—Si en seis meses estamos segundos, hago una fiesta. Competir contra Marcelo (Longobardi), con quien trabajé muchos años, y Lanata, es el objetivo, pero tienen cuarenta y pico de share. Pero si yo estoy segundo, si la radio está segunda, después de ese monstruo de Mitre, del Grupo Clarín, destapo champagne.
—Entre las cuatro emisoras que le siguen a Mitre no llegan a empatarla en audiencia, ¿qué análisis hacés de esa brecha tan amplia?
—Le pasaba a La Diez en su momento... Longobardi se fue en un momento terrible de la radio cuando llega Cristóbal López y le fallaron, le prometieron algo que no cumplieron, y cometieron la torpeza, porque son muy ordinarios, de despedirlo por teléfono. Y ahí me equivoqué, seguí, me tendría que haber ido con Longo. Pero no hay que mirar para atrás. Longo se fue muy enojado y se armó tal despelote que se llevó mucha gente.
—¿Me decís que la gran diferencia de audiencia es por Longobardi?
—Sin lugar a dudas. “Longo” cambia Mitre. Con un programa como El oro y el moro, que medía 40 puntos, irradia toda la programacion, te la calienta antes y después, y Longo hizo eso. La gente se queda en Mitre. Nosotros queremos que escuchen Rivadavia.
—Te toca competir con el tanque Lanata...
—Sí, pero hago mejor radio que Lanata. Lanata es un hombre más televisivo que de radio. Y yo al revés, soy más radio que televisión. Yo canto,  Lanata no, yo hago cuentos verdes, Lanata no lo hace. Son estilos distintos. Yo lo respeto mucho al gordo y me parece que es un conductor de televisión maravilloso, pero en radio es uno más, no es que se destaque.
—¿Nunca pensaste en ser relator de fútbol?
—Me encantaría. Tengo la gola pero sé poco de fútbol. Al Gordo Muñoz lo escuchaba por la tanda, que la hacía Fontana maravillosamente bien. Me gustan Costa Febre, Vilouta.