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Gracias a los que vinieron antes

‘Toc-Toc’: la comedia más vista del teatro argentino

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Toc. Dayub y elenco en el Multiteatro. | Cedoc

Gracias. Quien lea esta columna percibirá que está incompleta. Le faltarán nombres y títulos. No por el tamaño de la columna, sino por la dimensión que ha cobrado teatralmente nuestro país.

Hagamos memoria, sin que este derrotero llegue a ser cronológico. Pensemos en una ciudad sin tradición teatral, a la que le nace una familia Podestá, que se apasiona por el teatro. Pensemos que a esa ciudad le nace un Discépolo, y con lo mejor del teatro español, le llegan una María Guerrero, o una Blanca Podestá. Y actores como Sandrini, Parravicini, que llenan grandes teatros haciendo hasta diez funciones por semana. Y familias como las de Pedro Aleandro y María Luisa Robledo, de cuya cuna nace Norma Aleandro, y también un nuevo espacio llamado Teatro del Pueblo de Leónidas Barletta que da comienzo a lo que será el teatro independiente. En esa misma ciudad un Carlos A. Petit facilita el auge de cómicos y vedettes con colas de espectadores que se fascinan por el brillo y el humor de capo cómicos como Stray, Dringue, Marrone, Bores.

Una ciudad a la que le llega de Italia Patalano que le suma glamour a la revista del Maipo que ya brillaba con la Lobato, mientras que en algunos sótanos Gasalla, Perciavalle y Edda Díaz transgreden la realidad y Norman Briski encarna un deseo de todos, con un éxito como La fiaca.

En esa misma ciudad aparece un Kive Staiff que hace conocer a todos los autores del teatro universal, mientras un Cossa y un Gorostiza se ponen a la altura con la dramaturgia local y logran, junto a otros autores, que miles y miles de espectadores se acerquen al teatro. Y un Rottemberg que favorece el desarrollo de China Zorrilla, Brandoni, Carella, y crea otra subciudad en la costa, donde, con Bredeston, Vittori y otros muchos actores como Olmedo y Alcón, nutren la heterogénea cartelera, y temporada tras temporada, construye teatros e instala para siempre esa plaza única en el mundo.

Mientras, el mismo Rottemberg, en Buenos Aires, con éxitos que baten récords como Salsa criolla con Pinti y Brujas, construye más teatros.

También aparece un Pepe Cibrián Campoy que siembra la semilla del teatro musical y será récord más tarde, con Drácula.

Y colas de espectadores hacen crecer nuestro público, para ver a Les Luthiers y a Midachi.

Mientras, otros grandes como Alezzo, Gandolfo, y Fernandes logran que se desarrolle la vocación de miles y miles de actores, dramaturgos y directores que terminan de definir el teatro independiente, impulsado por Asquini, Boero, Lovero y que trasciende fronteras con Pavlovsky y Bartís a la cabeza. Y que también se extiende, a lo que se da en llamar el under porteño, y del que Urdapilleta es ícono, junto a otros muchísimos grandes artistas.

Pero también esa ciudad tiene un Kartun que inspira e incentiva con sus obras, y su docencia, y así las salas independientes pasan de ser veinte a ser doscientas, autogestionadas por otros tantos, que producen para lugares no convencionales como son talleres mecánicos, piletas de natación, gimnasios, donde también se hace teatro. Y aparece el Teatro Bombón, el Microteatro, el stand up.

En esta ciudad quise ser actor: una de las ciudades más difíciles del mundo, por los talentos que la precedieron y por los que actualmente hacen que se considere una de las tres capitales teatrales más grandes del planeta.

En 2011, por la pulsión de una directora como Lía Jelín, conocedora de otros éxitos, a esta ciudad le apareció Toc-Toc, que bate récords y se convierte en la comedia más vista de la historia del teatro argentino, que logra hacer más de 2.700 funciones. Y que durante nueve años y medio les llega a más de 1.700.000 espectadores.

Toc-Toc no hubiera podido llegar a ser lo que ha sido sin la historia teatral que nos precedió.

Por eso es tan importante ser conscientes del lugar que ocupamos en una ciudad con la historia teatral de ésta.

Por eso traté de estar a la altura de este éxito, por el presente, y por lo que podamos significar para el futuro. Por lo que cada espectáculo significa para la actividad en su conjunto.

Gracias, Toc-Toc.

Gracias a mis talentosos compañeros de elenco.

Y gracias a todos los que hicieron del teatro una pasión tan fuerte como el fútbol en la Argentina.

Gracias a todos los que por el tamaño de esta columna no figuran en esta página, pero que trabajan con la conciencia de que el presente no es solo nuestro, también ayuda a construir el futuro de otros.

Porque el futuro está hecho de un montón de presentitos.

Gracias.

*Actor, productor, dueño de la sala Chacarerean con Gabriel “el Puma” Goity, donde presenta El equilibrista. Por Toc-Toc, en el Multiteatro, fue nombrado padrino de la Asociación del Síndrome de Tourette.