ESPECTACULOS
Adrián Suar y Pilar Gamboa

Volver a contar con el corazón

El actor y empresario se lanza a su primera aventura como director en 30 noches con mi ex, una comedia dramática que altera sus fórmulas simplemente para pasearlas por lugares nuevos. Lo acompaña Pilar Gamboa, de Piel de Lava, llevando su talento a una escala nueva en la pantalla del cine argentino mainstream.

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Debut. Suar se lanza a ocupar un rol detrás de cámara: el realizador. Elige un relato que entiende a sus personajes. | GZA. ALEJANDRO LOPEZ / PATAGONIK / CEDOC

"Con los aciertos y errores que la película, 30 días con mi ex, puede tener, y que a cada uno le pegará como le pegué. Yo a propósito quería una comedia romántica que escuché a sus personajes, lo pensé así, lo busqué así. Sabía con el tema que metía, y quería encontrar el equilibrio…” dice Adrián Suar, uno de los nombres fundamentales a la hora de crear relatos, de contar, de generar historias locales en la televisión y la pantalla argentina. Habla, como bien marca, sobre la reciente producción de Patagonik, que es su primer paso en una nueva aventura, después de muchas otras, después de ser su propia marca como actor, de fundar una escuela de TV argentina: dirigir su primera película.

Lejos y cerca de la expectativa, Suar confiesa “estar contento” y lo cierto es que la apuesta era alta: una comedia popular que cuenta como El Turbo, el personaje del gerente de programación de El Trece, vuelve a vivir, al darle un techo por 30 noches, junto a su ex, que necesita un hogar después de su salida de un psiquiátrico. A esa ex, Adrián Suar la define como “la protagonista” y no es ninguna otra que Pilar Gamboa, integrante de Piel de Lava, que viene del suceso de Petróleo y que ha sabido ir desde universo de autores como Mariano Llinás y Romina Paula, a algunos pasos en el universo de Polka. 

— ¿Por qué adentrarse en el universo de la salud mental en una primera película, Adrián?

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ADRIÁN SUAR: Se juntan varias cosas. Mi primera película, esa es una. El tema ya lo teníamos hace tiempo. Y no es un tema que me haya sido lejano: lo trabajé en muchos programas de Polka, como Vulnerables, Locas de amor o Tratame bien. Son temas que estaban en mí desde que empecé a producir. Lo quería llevar al cine, y pensé que con una idea así podía haber una película. Todos los que realizamos, producimos, hacemos o actuamos queremos contar algo que te conmueva, que te haga reír o llorar, que te interpelen los personajes. Me gusta sentir que entretengo a la gente. La idea de emocionar porque se cuenta parecido a la vida real. Y está película tiene muchas escenas así. 

Adrián Suar y Pilar Gamboa
"Todos los que realizamos, producimos, hacemos o actuamos queremos contar algo que te conmueva, que te haga reír o llorar, que te interpelen los personajes. Me gusta sentir que entretengo a la gente", expresó Suar.

—¿Cómo preparas, Pilar, un papel así, con una línea tan fina entre drama y la comedia?

PILAR GAMBOA: Yo creo que la elección de Adrián y de Patagonik, de elegirme a mí, fue entender que yo lo iba a hacer lo más de verdad posible. No solemnizarlo, pero tampoco reírse de eso. Yo la locura es algo que sobrevoló bajo en mi vida. Mi abuela tenía trastornos de psicosis, la locura fue siempre algo cercano a mí. No tan ajeno. Siempre fue parte de mi vida. Y después me tope con más personas, un montón. Me parecía que estaba bueno no perder de vista que era una comedia de Suar, que actúa y dirige Suar, y que no queríamos ridiculizar el problema psiquiátrico. Algo que puede dar risa y al mismo tiempo generar toda la contradicción del mundo. Esa fue mi meta. Y me ayudó todo: el guión, un equipo enorme; no es que era difícil lo que buscábamos. 

—¿Qué representa está película hoy para vos, Adrián, considerando lo que pasó en la cuarentena con la ficción, tu trabajo histórico, tus protagónicos y el momento actual de la ficción argentina?      

S: Representa un salto para mí del punto de vista artístico, logré un pequeño salto. Al menos cuando me miró, entendí que era un salto. Y puede ser parte de las películas que la gente está acostumbrada a ver en mí. Pero tiene algo distinto. Me gusta conjugar la actuación y la dirección, era un desafío que hace años yo sabía que quería llevar a cabo. Se me dio, al menos en el rodaje, filmación y post, con mucha alegría. 

G: Para Adrián fue experimentar en aguas nuevas. Yo no lo conozco tanto, tampoco es que actuamos siempre juntos. Adrián es parte de nuestro colectivo, de nuestro imaginario, es alguien que todos conocemos. Es la primera vez que trabajó con él como actriz y lo veía entregado a que sucediera, a estar por encima de la situación. Él todo el tiempo preguntaba que pensaba yo, que necesitaba, que me parecía. Cero recortado solo. Y eso que el timing de la comedia, todo eso lo tiene. Pero acá estaba entregado a otro desafío, más desconocido con mucha honestidad. Yo le decía si esto no pasa de verdad, ¿a quién le importa esta pareja? “Sísísí” me decía. Y lo decía de verdad. Eso fue genial. Siempre fue un problema del que se habló poco.

"Sigo siendo un Robinson Crusoe, que se tira a buscar y aprender" - Adrián Suar  

—Es una película que busca mostrar de forma realista una relación con alguien que sale de un psiquiátrico ¿por qué te interesaba la verdad de esa situación?  

S: Representa mucho esa verdad, me representa mucho. Los vínculos no son perfectos, y a veces una misma historia puede estar contada de los dos lados y los dos tienen razón. Como le pasa a estos personajes. Hay veces que en la historias de amor hay verdades a medias, y está lleno de inflexiones, de cosas personales, de uno, que se meten en la pareja. Es un camino que atravesé en mi vida personal, de aprendizaje, de ver. Seguramente ese bagaje, cuando cuento historias humanas, que me ha pasado en los últimos 25 años, con novelas, con películas, con unitarios. Se termina de concretar con esta película que es una manera de contar una historia de amor, que no es la última o única que contaré sobre los vínculos. Esta vez se dieron varios factores para que estuviera más conectado y sensibilizado para contar. Uno de ellos fue encontrarme con Pilar, nuestros ensayos, y entender que quería yo y que quería ella. Yo sabía que película quería contar. Tenía miedo de no lograrlo. Pero lo hicimos. Lo logramos. 

—¿Por qué la elección de Pilar Gamboa?

S: Es la protagonista. Siento que estoy muy feliz con lo que ha hecho. Es un viento nuevo, lejos ella de ser nueva en esto. Para un cine comercial, más grande, es un aire nuevo: aparece una actriz en pantalla que trae cosas nuevas y eso se agradece. Estoy contento por haberme animado, y por ella. Siento que la rompió. 

G: El dúo es bueno. Me aparecieron miles de fantasmas, de miedo. Tampoco lo pienso así: “el protagónico”. Si son dos jornadas, de un personaje que está bueno, lo hago. Y esté personaje estaba buenísimo para actuar. Cuando lo leí dije: “esto es espectacular”. ¿Qué iba a quedar de ese código novedoso del lenguaje de la película? Me parece algo novedoso. Un nivel de verdad que era difícil de lograr y lo logramos. Muy entregado Adrián a la concentración, a mirarnos. A todo. En ese sentido se armó un equipo de trabajo espectacular, todos muy por la película. Fue una experiencia muy linda.

Adrián Suar y Pilar Gamboa
"A mi me pone feliz el sentir que lo que hicimos se hizo en equipo y que ha generado algo en otras personas. Ojalá eso se pueda ver", enfatizó Gamboa.

 

—Pilar ¿sentís que la película te ubica en otro lugar?

—No sabría donde quiero que me coloque. Voy haciendo de manera más artesanal yo. Puede ser esto, puede ser una ópera prima. Una obra comercial, una independiente. El abanico de la investigación en la actuación es enorme. A mi me gusta tocar todas las tecas posibles mientras este bueno para actuar. No es que pienso “si a esta película le va a bien…”. A mi me pone feliz el sentir que lo que hicimos se hizo en equipo y que ha generado algo en otras personas. Ojalá eso se pueda ver.

 

Décadas de historias

—¿Cómo definís ahora entonces tu vínculo con la ficción argentina?

ADRIAN SUAR: Es un vínculo que es mi hobby, más allá que uno le pone hora, trabajo, discusiones, problemas… todavía lo vió como algo que me hace feliz, que me entretiene, no como un trabajo (que claro lo es). Siempre es un capítulo nuevo que se abre. Siempre es meterse en el mar, el “allá voy”, a intentar enganchar el pescado más gordo. A veces lo agarro con los dientes. Si no puedo tirar bien, me tiró con los dientes para agarrarlo. No sabe si en el intento te terminan comiendo. A veces me terminé ahogando. O no encontrando lo que buscaba. Es un viaje muy interesante, porque nunca entendes como te va a ir. Hay fórmulas desde lo formal, la estructura, pero hay tantos caminos que te llevan para que los seis limones bajen, que a veces no llegas, o te tocan limones feos. No te toca nada. Sigo siendo un Robinson Crusoe, que se tira a buscar y aprender. Y sigo aprendiendo, porque a veces lo logro, y a veces no, en está siento que lo logré. Siento que nos va a ir bien. Que la gente se ve a emocionar, que la va a entender. Es un presentimiento que tengo. Me gusta lo que pasó. Pero sé que a veces estoy lejos que salga, ahora quiero estar más cerca, realmente. Como pocas veces antes.