A casi 43 años de sancionada la Ley de contrato de Trabajo 20.744 la realidad nos impone una inmediata reforma que abarque a todos los sectores del mundo del trabajo. En los últimos 15 años el mundo del trabajo y la forma en que sus actores se relacionan ha cambiado rotundamente. La irrupción de las nuevas tecnologías (robotica, inteligencia artificial, informática, etc) aplicadas a través de los nuevos soportes (smartphones, tables, etc) ha dado lugar no sólo a nuevas formas de contratación sino también a nuevas formas de empleo. Por su parte, las nuevas generaciones, sobre todos los llamados millenials y centenials han cambiado su forma de relacionarse frente al trabajo y ellos mismos han sido los impulsores y generadores de algunos de los cambios en el mundo del TRABAJO.
Esta nueva realidad (tercera revolución industrial) nos lleva a plantearnos la imperiosa necesidad de una reforma integral en materia laboral. Para ello todos los actores del mundo laboral, Estado, Sindicatos y Empresarios deberían sentarse a la mesa de negociación y plantear objetivos a largo plazo que permitan que la reforma a llevarse a cabo sea sustentable y permita una mayor productividad y a su vez que permita asegurar la protección de los derechos básicos de los trabajadores. La introducción de las nuevas tecnologías provocan inexorablemente la reformulación del modelo de relaciones laborales para adaptar el trabajo humano a las nuevas formas de organizar, de realizar y de desarrollar la producción o la investigación sobre la producción de bienes y servicios.
Uno de los pilares del cambio en el mundo del trabajo es el trabajo mismo en el contexto de la robótica, de los sistemas digitalizados, y de las nuevas aplicaciones, como por ejemplo, el proceso de uberización el cual se esta trasladando a todos los sectores del mundo del trabajo y no sólo a l de transporte de personas. La búsqueda de competitividad no tiene límites, y la única forma de enfrentarlos ordenadamente, es a través de una reforma laboral integrada, que esté compuesta por:
1) Cambios en la legislación de fondo.
2) La modernización de los convenios colectivos de trabajo.
3) El trabajo no registrado requiere de una campaña integrada de blanqueo con controles eficientes y con un sistema de premios y castigos tangibles .
4) La creación de puentes para unir a los grupos más debiles al mercado del trabajo.
5) La autoridad de aplicación deberá profundizar los mecanismos de conciliación y mediación de conflictos laborales.
Sin una reforma integral la Argentina no saldrá de la trampa del alto costo laboral y de la bajísima productividad que registran la mayoría de las actividades y las empresas.
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