HUMOR
LETICIO SUREZ

Es piquetero y se deprime cuando corta calles

Pertenece al sector más duro del piqueterismo, sin embargo abre su corazón para confesar debilidades y tristezas.

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Conozcamos a nuestro hombre del día: él es Leticio Suárez, piquetero por convencimiento y necesidad. Pero Leticio no es un piquetero más.

Hombre de confianza de Nina Peloso, nos cita en la intersección de Callao y Corrientes (en su caso, en el medio de las dos calles) para contarnos su verdad: nuestro hombre del día no esconde el conflicto interno que le causa su tarea y se pone mal cuando corta las calles y los puentes.

“Siempre he sido respetuoso del espacio de los demás”, dice Leticio, esquivando una camioneta Ford que viene a toda velocidad. “Por eso, cuando no me queda otra que cortar, lo primero que hago es pedirle permiso a los automovilistas. Esa actitud es muy criticada por mis compañeros. Dicen que por eso, nunca conseguí cortar una calle2.

Su actitud de extremo respeto le ha valido meterse en situaciones por demás insólitas. “Un día que cortábamos un puente, me decidí a llevar adelante mi cometido y me puse delante de un camión: era el de la barra brava de Ríver. Ese encuentro no me lo puedo sacar de la cabeza, así como tampoco un pedazo del paragolpes del camión que me quedó incrustado en el cerebelo para siempre”, rememora Leticio.

Pero es el mismo Leticio quien no parece conforme con su explicación. Podemos verlo: siente que le falta el aire, quizás por un secreto bien guardado, tal vez por el colectivo que derramó humo negro sobre su rostro, quizás porque se apretó mucho el pañuelo que le tapa la cara., ¿por qué no?

“Los pibes del movimiento me dijeron que no podía confiar en los periodistas, pero a vos te voy a decir la verdad: mi analista dice que estoy en período de regresión”, nos confía Leticia. Parece que su problema es cierta resistencia con cortar el cordón umbilical. “Exactamente ese es el tema: no quiero cortar.”

Pero este ferviente admirador de Raúl Castells, que quiere poner un merendero en Palermo Hollywood para atender a “los niños ricos que tienen tristeza”, no se entrega. “Quizás mi limitación tenga efectos en los demás. Yo confío que mi actuación sirva para que todos se sientan obligados a respetar la ley, y los políticos cumplan sus promesas, los millonarios paguen sus impuestos, y los automovilistas, sus multas”, reflexiona el hombre del día, antes de tener que salir corriendo por avenida Corrientes hacia el Obelisco frente a una 4X4 que se quedó sin frenos.