HUMOR
NAZARENA VLEZ

Una chica con cupo

Era la que faltaba en esta sección. Insuperable.

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Nazarena no sufre contracturas. | Cedoc
Nazarena Vélez supera ampliamente el concepto de esta sección –“Cuota Hilton”–, que siempre tiene que ver con cuestiones relativas a la carne. De hombres y de mujeres, siempre argentinos, con cierta debilidad por la exhibición.

Algunos muestran con más estilo que otros, algunos invitan a soñar, otros dan risa. Por ejemplo, al leer los títulos de medios gráficos que acompañan sus desnudos, que casi nunca tiene nada que ver con la pose en cuestión. ¿O me van a decir que nunca vieron a una actriz arropada en tanga hilo dental y embadurnada con aceite y brillos, lista para la fiesta, diciendo “me separé, estoy destruida”. Un concepto de la desolación bastante extraño.

Como sea, Nazarena era una candidata fija para aparecer por estos lados, pero por el exceso mismo de su presencia mediática, que se juega minuto a minuto, terminaba excediendo este espacio. No puede haber actualización periodística acorde a la velocidad de sus declaraciones y escándalos mediáticos.

Cuando Naza no es noticia por un romance poco conveniente, lo es por un desmayo e internación por estrés, o lo es por algún título en revista del corazón, que seguro es superado por un juicio con su marido. Y así.

Naza siempre es noticia, aunque pueda hartar. Y siempre todo se relaciona con su físico. Bueno, dirá el lector, trabaja de vedette, o de algo que se cree es el vedetismo. Habría que definir el alcance de esta profesión, entonces.

Sin ir más lejos, esta semana, la descubrieron in fraganti de filtreo con Huberto Roviralta, un hombre devaluado en el mercado masculino, porque ¿quién se animaría a ese hombre, incapaz según dichos de una de sus ex mujeres, de pagar un mínimo café o de compartir los gastos del hogar? A Huber mejor perderlo que encontrarlo.

En el escrache que le hicieron a Naza (porque queremos pensar que ella no sabía que allí había cámaras) se la vio pasándole un papelito a Huber, donde, claro, todos pensamos le daba su teléfono. Ella se encargó de desmentirlo en Bailando por un sueño, en una escena que compartió con Marcelo Tinelli y que fue una cachetada para el espectador. Resulta que el conductor de tomó una buena cantidad de minutos, casi quince, interminables por cierto, para encontrar en el estudio el celular de Nazarena, donde habría un supuesto mensaje de texto subido de tono del mismísimo Huber. Si eso tiene para darnos la tele o si la escena de la búsqueda del celular de Nazarena por todo el camarín midió, hay algo que entre la televisión y sus espectadores no anda bien: perdimos cualquier atisbo de dignidad.

Pero bueno, el tema que nos ocupa no es Marcelo, algo desesperado por subir el rating, ni Huber, ni el supuesto romance, nada. Sino Naza, a la que mostramos suelta de ropa, para el bien de nuestros lectores varones.