¿Quién es este Geraldo Alckmin? A primera vista, parece un
político de otros tiempos, con sus anteojos clásicos, siempre bien peinado y de saco y corbata. No
tiene nada de carisma: los humoristas brasileños lo bautizaron “picolé de chuchu”, es
decir helado de una verdura sin gusto.
Alckmin es el anti Lula y juega a serlo, con su falta de carisma pero también con su fama de
buen gerente, de administrador eficaz al que le agrada la rutina del gobierno.
El hombre nació hace 53 años en Pindamonhangaba, en el interior de San Pablo, y se recibió de
médico anestesista, aunque nunca ejerció porque se trata de un político profesional, que comenzó
esta carrera a los 19 años, cuando fue elegido concejal de su pueblo.
Luego, fue alcalde, diputado estadual, diputado federal, vicegobernador y gobernador de San
Pablo, la capital económica y financiera del país, con una población similar a la de toda
Argentina.
Está casado con María Lucía, una elegante dama paulistana, que nunca ocultó lo bien que se
sentiría si Geraldo, su marido, fuera presidente. Tienen 3 hijos.
Frío, inteligente, racional, Alckmin es un estratega a quien le gusta moverse con sus
colaboradores de siempre. Es muy desconfiado y selectivo, lo cual le ha valido varios encontronazos
en su Partido por la Social Democracia Brasileña, incluso con el ex presidente Fernando Henrique
Cardoso.
Se lo considera más conservador que Cardoso, pero él niega eso y se define como un
socialdemócrata. También niega su pertenencia al Opus Dei, aunque es un católico practicante.
En la campaña, Alckmin machacó sobre la presunta corrupción del gobierno y prometió un mayor
desarrollo económico a través de una baja en la tasa de interés (Brasil es el campeón mundial en
esta materia), de un severo ajuste fiscal y de una suba en la cotización del dólar.
Es también partidario de un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, a tono con los
grandes empresarios paulistas con los que se siente identificado.
No parece sentir mucho aprecio por el MERCOSUR, al menos por el estado actual de esta unión
aduanera. Si llega a la presidencia, algo que hace apenas 10 días parecía muy improbable, ése
podría ser el primer encontronazo con Néstor Kirchner.