Durante los gobiernos del PT, Argentina tejió una fuerte alianza política e ideológica con Brasil. En los dos primeros mandatos de Luiz Inácio Lula da Silva, también crecieron exponencialmente las importaciones y exportaciones a ese país, al tiempo que aumentó el déficit comercial. Desde 2012, sin embargo, ese saldo se redujo, debido a las trabas comerciales a las importaciones, lo que provocó la ira de los industriales de San Pablo. Gane quien gane mañana en las elecciones presidenciales, el vínculo económico no cambiará en el corto plazo. “En 2015 no habrá un gran cambio. Seguramente la economía de Brasil no crecerá y entrará en un proceso de ajuste y recomposición. Gane Dilma o Aécio habrá un ajuste, que será más fuerte si es realizado por el opositor”, explicó a PERFIL Dante Sica, director de abeceb.com. En el mediano y largo plazo, sí se prevén diferencias entre un segundo gobierno de Rousseff y una eventual gestión de Neves. El tucano pretende firmar un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea y los Estados Unidos, al tiempo que quiere tejer un Alca latinoamericano, para que el Mercosur converja con la Alianza del Pacífico. Dilma, por su parte, anunció que afianzará el rol del Mercosur y de Unasur. Según Roberto Bouzas, los tucanos prometen integrar a su país de manera “eficiente” en la economía internacional. “El fortalecimiento de la competitividad de la industria brasileña crearía más complicaciones si el gobierno argentino decidiera mantener el foco en el mercado doméstico como principal motor de la industrialización. Argentina sólo tiene posibilidades de integrarse eficientemente al comercio internacional de productos manufacturados en el marco de la especialización y complementación con Brasil”, confió el vicerrector de la Universidad de San Andrés. Mañana se definirá no sólo el futuro de Brasil, sino también el destino de la región.
