Con el sonido de sirenas de fondo, bomberos pidieron la evacuación de alrededor de 24.000 personas en la localidad brasieleña de Brumadinho por una presa que podría colapsar. Las autoridades buscan evitar así la que sería la segunda tragedia, tras la rotura ocurrida el pasado viernes 25 de enero que causó un alud de lodo rojizo de residuos férricos con un saldo de al menos 58 muertos y 305 desaparecidos.
Las lluvias de la región preocupan por los niveles peligrosos de agua en una presa que todavía sigue en pie cerca de una mina de hierro de Vale SA en Brumadinho, municipio ubicado en el estado de Minas Gerais.
Las impactantes imágenes de la avalancha de lodo en Brasil
A modo de precaución, más de la mitad de la población de la pequeña ciudad minera de 40.000 habitantes ha sido evacuada este domingo en una operación que obligó a la suspensión temporal de la búsqueda de las víctimas por la rotura de la balsa de residuos del viernes. El desastre pone en tela de juicio los procesos de licencias y operaciones de las mineras y cómo deberían ser los controles por parte de las instituciones.
Los bomberos anunciaron que la situación era peligrosa, pero no pudieron dar precisiones sobre el riesgo real de que colapse otra represa. La que está en peligro —a unos 50 metros de la primera— se encuentra monitoreada como parte del gran complejo industrial.
Cuando se reanuden los operativos de rastreo este lunes, se unirán 136 militares israelíes que fueron enviados por el primer ministro Benjamín Netanyahu, uno de los principales aliados del flamante presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.
Jair Bolsonaro visitará las zonas afectadas tras el derrumbe de una represa en Minas Gerais
El gobierno brasileño le ordenó a Vale que detenga las operaciones en el complejo minero Corrego do Feijao, el lugar donde estalló la presa del viernes. Los tribunales han congelado 6.000 millones de reales (1.600 millones de dólares) de los fondos de Vale para afrontar los daños.
El director ejecutivo de la empresa, Fabio Schvartsman, se disculpó en una entrevista televisiva el sábado pero no tomó responsabilidades. "Disculpas a todo el mundo por lo que ha sucedido", dijo. "No sé quién es responsable, pero puede estar seguro de que haremos nuestra parte", agregó.
La causa de la rotura de la presa todavía no se conoce. Las recientes inspecciones realizadas por un auditor alemán TUV SUD y Vale no indicaron ningún problema con la represa, dijeron las compañías. Según autoridades de Vale, todas las represas de relaves se revisaron después del desastre de la mina Mariana, ubicada a 100 kilómetros, donde se produjo en 2015 una rotura similar que causó el mayor desastre ambiental conocido en el país.
El fiscal federal José Adercio Sampaio reclama actualmente 155.000 millones de reales (36.000 millones de euros) a la compañía –que en 2017 facturó casi 34.000 millones de euros– por el desastre de 2015.
Greenpeace Brasil acusó a los grupos económicos con fuertes lobbies que buscan flexibilizar las reglas para otorgar licencias ambientales. Según la organización ambientalista, “solo el 3% de las más de 24.092 presas que hay en Brasil fueron analizadas en 2017 por agencias de inspección”. Nilo D’Ávila, director de Campañas de Greenpeace Brasil, ha asegurado que “no estamos hablando de un accidente, sino de un crimen contra las personas y la naturaleza”.
M.D.L./F.F.
