Fuegos artificiales, gente feliz en las calles, familias reunidas... Por un rato en casi todo el
planeta mandan los buenos deseos.
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AFP
Hasta que mañana todo vuelva a la normalidad, con la crisis global y los problemas habituales en danza, el mundo se tomó un respiro para recibir con alegría y buenos deseos a 2009. En las principales ciudades del mundo, deslumbraron los espectáculos pirotécnicos (llevados ya a un virtuosismo casi mágico), pero la cobertura global mostró gente festejando en los lugares más diversos, con las familias celebrando la llegada del Año Nuevo . La imagen de tantos rostros alegres, contagiando con sus buenos deseos, fue por unas horas la saludable postal global, alejando por un instante las tristes situaciones de violencia en Medio Oriente y la crisis financiera.
En Sidney, por ejemplo, la cifra récord de un millón y medio de personas se reunió en Sidney para asistir, el miércoles a la medianoche, a un espectáculo de fuegos artificiales espectacular en la bahía, con el emblemático teatro de la ópera de fondo. Dos horas antes, Nueva Zelanda también festejó el año nuevo con fuegos artificiales.
En Brasil, la tradicional fiesta de 'Reveillon' (Año Nuevo) se realizó en las playas de Copacabana (zona sur de Rio de Janeiro) con un 'arsenal' de 24 toneladas de fuegos artificiales, en una escenografía basada este año en los "cuatro elementos" de la naturaleza.
En Europa, las celebraciones más importantes fueron en Berlín, donde más un millón de personas se reunió frente a la puerta de Brandebourg. París, Londres y Madrid también tiraron "la casa por la ventana" desbordando de buenos deseos para 2009. Hubo espectáculos callejeros por doquier y, por supuesto, fuegos arificiales.
La céntrica plaza de la Puerta del Sol de Madrid reúne a medianoche a una multitud para escuchar las 12 campanadas del reloj de la Puerta, como es tradición desde hace un siglo, y por supuesto todos tendrán las 12 uvas indispensables para tener suerte en 2009. Millones de españoles harán lo mismo en sus casas, asistiendo a la escena por televisión.
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La contracara de toda esta alegría y buenos deseos se daba en muchas partes del mundo árabe, donde varios países anularon las celebraciones de Año Nuevo en señal de solidaridad con los palestinos de Gaza, sometidos desde hace cinco días a bombardeos israelíes que han dejado casi 400 muertos. Así no se celebrarán los conciertos, galas y cenas previstas para la entrada en 2009 en la noche del miércoles al jueves en Egipto, Dubai, Jordania y Siria, aunque Líbano, al menos su capital, no renunció a la fiesta.
En la franja de Gaza, el Año Nuevo no es tradición y en Cisjordania, las raras celebraciones palestinas deberían manternerse discretas. En Egipto, el concierto anual Mohammed Mounir previsto el miércoles por la noche en la Ópera del Cairo ha sido anulado, al igual que la fiesta organizada por el ministerio de la Información.
En Dubai, destino privilegiado del turismo o que ofrece un gran variedad de espectáculos, varias galas y conciertos han sido anulados por orden del soberano del Emirato, el jeque Mohammed Ben Rached Al-Maktoum, debido a "las destrucciones y matanzas cometidas en la franja de Gaza por la máquina de guerra israelí".
Un responsable de la oficina del jeque encargado de las celebraciones, Adel Omar, indicó, según el diario Emaratalyoum, que todos los eventos musicales programados habían sido anulados.
Sin embargo, Abou Dhabi, emirato vecino de Dubai, donde tiene previsto actuar la cantante Shakira, no anunció ninguna cancelación. Tampoco se prevén anulaciones en Beirut, según los grandes hoteles contactados por la AFP.
En Jordania, donde la mitad de la población es de origen palestino, varios grandes hoteles y restaurantes de Amman, la capital, de Petra y del puerto de Aqaba, en el mar rojo, anularon las celebraciones previstas. En Siria, el orden de los artistas anunció en un comunicado la anulación de todas las celebraciones.
Los iraquíes tampoco celebrarán el Año Nuevo, pero por motivos diferentes. Irak, y sobre todo su gran comunidad chiita, vive desde el lunes al ritmo del Mouharam, un periodo de diez días que culmina con la Achura, la conmemoración del martirio del imam Hussein, yerno del profeta Mahoma e hijo del imam Alí. Durante esos diez días de duelo, los chiitas iraquíes dejan de celebrar matrimonios, fiestas y otros festejos públicos y cuelgan banderas negras en sus ventanas o sus techos.
