INTERNACIONAL
Imagenes impactantes

Cementerios de bicicletas: el nuevo problema urbano de China

Un fotógrafo chino captó con un dron cientos de miles de bicicletas descartadas en descampados de todo el país. Es la contracara del boom del 'bikeshare' en las grandes ciudades.

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Cientos de miles de bicicletas descartadas se acumulan en las grandes ciudades chinas. | Wu Guoyong

Desde Beijing

Aunque no son un invento chino sino holandés, las bicicletas de uso compartido son una marca registrada de las grandes ciudades de China. Se calcula que, en los últimos dos años, más de 20 millones entraron en circulación en todo el país. Pero, si hay algo más impresionante que la cantidad de ellas en las calles chinas, son los llamados “cementerios de bicicletas”.

La revolución sobre dos ruedas se puso en marcha con el llamado sistema “sin ancla”, un concepto de vanguardia que permite localizar las bicis con una aplicación en el celular, desbloquear su candado con un código QR y, una vez finalizado el trayecto, abandonarlas en cualquier lugar que se desee dentro de las áreas habilitadas y no en una estación específica.

Cuando se estrenaron, las bicicletas compartidas fueron recibidas con entusiasmo por el público masivo. Parecían ser una solución de transporte conveniente y ecológica para ciudades como Beijing y Shanghai, colapsadas por el tránsito de automóviles y en alerta permanente por los altísimos niveles de contaminación. 

El éxito inicial provocó una avalancha de empresas que, animadas por la tendencia, invirtieron grandes sumas en el rubro y sacaron cientos de miles de bicis a las calles. Sin embargo, sólo dos o tres compañías lograron finalmente sobrevivir a la competencia. La quiebra de decenas de emprendimientos de este tipo, sumada a una oferta de bicicletas que supera ampliamente la demanda, generó un enorme excedente de bicicletas abandonadas que hoy constituyen un nuevo desafío urbano para China.

Aunque el gobierno y los ciudadanos eran conscientes del problema, éste nunca había sido tan visible como en los últimos días, luego de que el fotógrafo chino Wu Guoyong recorriera veinte ciudades del país para fotografiar y filmar desde un dron los cementerios de bicicletas. Sus imágenes muestran campos cubiertos por cientos de miles de bicicletas abandonadas por los usuarios, muchas de ellas en mal estado, y recuperadas por las patrullas municipales. 

El trabajo de Wu, resumido en un video y titulado No place to place, ya tuvo más de 50 millones de visitas en la red social china QQ, y también está disponible en YouTube. Las fotografías desnudan una cultura del descarte a una escala impactante. “Creo que las bicicletas compartidas como útiles, pero los cementerios exponen un problema moral en el paisaje de China”, dijo el fotógrafo a la prensa china. “¡Estamos tirando bicicletas! Eso simplemente no parece correcto”.

Lo cierto es que, en los últimos meses, el bikeshare empezó a dar señales de que su modelo de negocios es insostenible. Por caso, Ofo, la empresa líder en el sector, recaudó más de dos mil millones de dólares en fondos de capital de riesgo en menos de tres años.

Como reflejan las fotos de Wu, el boom bicicletero no fue armónico ni mucho menos. Aunque los gobiernos locales fijaron varias reglas y regulaciones sobre el estacionamiento y la administración de las bicicletas compartidas, tuvieron poca recepción de los usuarios y las compañías que ofrecen el servicio. Las empresas que aún sobreviven emplean una cierta cantidad de mano de obra para recolectar las bicicletas abandonadas, pero sus aportes están lejos de ser suficientes para evitar que los cementerios sigan creciendo y creciendo.