INTERNACIONAL
Apenas un escao de diferencia

Cerrado final entre Netanyahu y Livni en Israel

El ultraderechista Lieberman, (que dijo que había que lanzar una bomba atómica contra Hamas) quedó en tercer lugar y es el "árbitro" de la elección legislativa. Se cree que apoyará a Netanyahu (foto).

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| EFE

JERUSALÉN.- El partido Kadima (centroderecha) de la canciller Tzipi Livni y el Likud (derecha) de Benjamin Netanyahu, protagonizaron un duro final en las elecciones legislativas de ayer en Israel. Escrutados el total de los votos, la diferencia entre el partido Kadima (centroderecha) de la canciller Tzipi Livni y el Likud (derecha) del ex premier Benjamin Netanyahu fue de apenas un escaño, 28 a 27.

En esa situación de virtual empate, el partido ultraderechistal Israel Beiteinu, de Avigdor Lieberman, obtubo 15 mandatos (11 en el Parlamento saliente), convirtiendose en el verdadero árbitro de la elección, ya que su definición inclinará la victoria hacia uno u otro lado. Los analistas daban por seguro que Leberman se decidirá por Netanyahu, aún cuando hoy dijo que no iba a hacer anuncios de apoyo "en estos momentos". Más abajo quedaban el Partido Laborista (centroizquierda) con sólo 13 escaños, contra 19 que tenía antes de los comicios y el partido ultraortodoxo Shass, con 11.

Todos coincidían en que Netanyahu parece estar mejor situado para una coalición con la extrema derecha y los partidos religiosos que supondría una mayoría de 63 a 64 diputados sobre un total de 120.

Netanyahu afirmó que está "convencido de ser el próximo primer ministro". "El pueblo se expresó con claridad, el campo nacional, dirigido por el Likud, registra un claro avance", declaró ante sus partidarios entusiastas.

Por su parte, desde el Kadima también se proclamó la victoria. "El pueblo eligió a Kadima", declaró la ministra Livni en Tel Aviv. "Ahora tenemos que respetar la decisión de los electores, respetar la decisión de las urnas, e incorporarse a un Gobierno de unión nacional bajo nuestra dirección", añadió, dirigiéndose sobre todo al Likud de Netanyahu.

La formación de extrema derecha de Avigdor Lieberman, mientras tanto accede al rango de tercera fuerza política de Israel, con 15 diputados, una progesión seria de este partido que tenía 11 sobre 120 en la Knesset saliente. Lieberman se encuentra en la posición de "coronar a rey" porque sin su respaldo no se concibe ninguna coalición.

"Siempre quisimos un gobierno nacional, un gobierno de derechas y creo que lo lograremos (...) Ahora somos claves para la formación de gobierno", se congratuló Lieberman. Asimismo, exigió al futuro Gobierno israelí que "someta a Hamas, controle la franja de Gaza y rechace toda negociación y tregua con el movimiento islamista palestino"

Este discurso fue interpretado por los analistas como un apoyo a Netanyahu, aunque Lieberman ha declarado que su partido no tomará "ninguna decisión" en estos momentos.

Al mismo tiempo, el Partido Laborista de Ehud Barak cae a 12 escaños, el peor resultado de la historia de esta formación fundadora del Estado de Israel.

El presidente israelí Shimon Peres tiene una semana para realizar consultas y elegir al que, en su opinión, tenga más posibilidades de formar una coalición para presentarla al parlamento. El índice de participación se situó en el 65,2% de los electores inscritos, un 1,7% más que en 2006, a pesar del mal tiempo, según la comisión electoral central.

"Es evidente que los israelíes votaron para paralizar el proceso de paz", declaró a la AFP el negociador Saeb Erakat de la Autoridad Palestina, al mando en Cisjordania. En la misma línea, el movimiento islamista Hamas, en el poder en la franja de Gaza, estimó que los israelíes votaron por los dirigentes "más beligerantes". Dos partidos nacionalistas religiosos obtendrían 7 escaños y las listas árabes, 6, según los mismos sondeos a boca de urna.

Estas legislativas cierran una campaña que suscitó poco interés, pese a los enormes desafíos que encara el próximo gobierno: riesgo de un nuevo enfrentamiento con Hamas como el registrado entre el 27 diciembre y el 18 enero, la reanudación de las negociaciones de paz con la Autoridad Palestina, la amenaza de un Irán nuclear y las relaciones israelíes con sus vecinos sirio y libanés.

Todo ello dentro de un contexto internacional difícil, con un nuevo gobierno estadounidense menos proclive a dar un apoyo incondicional a Israel.

Fuente: AFP