INTERNACIONAL
crisis en el Tibet

China asegura que no usó armas de fuego, pero los muertos en el Tíbet podrían llegar a 80

A medida que se agrava el conflicto, se torna más complicada la obtención de información fehaciente sobre los sucesos. El cambio de los bastones por las armas de fuego.

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| AFP

¿Dispararon las fuerzas de seguridad chinas contra los manifestantes que participaron en la reciente ola de disturbios en el Tíbet? A pesar de las versiones contradictorias, parece haber cada vez más indicios de que sí lo hicieron. "La policía china no llevó ni usó armas letales", aseguró el portavoz del Ministerio de Exteriores chino Qin Gang durante una conferencia de prensa en Pekín.

"No se disparó ni una bala", reafirmó el viernes pasado el líder del gobierno regional en el Tíbet, Qiangba Puncog, después de que turbas de tibetanos enfurecidos en la capital, Lhasa, atacaran a chinos de la etnia han y saquearan e incendiaran sus negocios. Resultó un tanto contradictorio, sin embargo, que casi al mismo tiempo la agencia de noticias oficial china, Xinhua, hablara de "disparos de advertencia" para dispersar la multitud.

Los testigos presentes en la céntrica plaza del templo Jokhang confirmaron que, al desatarse las protestas, los efectivos de la policía tuvieron que retirarse del lugar ante la ola de tibetanos que les arrojaban piedras y los perseguían con palos. Pero la reacción posterior de la policía regular y de la "policía armada" paramilitar se ha convertido en objeto de controversia.

El primer ministro Wen Jiabao seguía insistiendo el martes en que las fuerzas de seguridad actuaron con "bastante moderación". No sería la primera vez, sin embargo, en que Wen fallara a la hora de dar ejemplo sobre procedimientos "delicados". Por otra parte, el jefe de gobierno no supervisa ni a los paramilitares ni al Ejército de Liberación Popular.

Las organizaciones tibetanas en el exilio en India, que mantienen estrechas relaciones con los monasterios en el Tíbet, aseguraron que las fuerzas de seguridad dispararon en Lhasa y otras provincias contra los manifestantes y que provocaron decenas de muertes. Aunque los datos facilitados por estos grupos suelen tratarse con cautela, Robbie Barnett, experto en el Tíbet de la Universidad de Columbia, consideró absolutamente fiables sus informaciones: "Contienen algunos errores, pero no los suficientes (como para descartarlos como falsos)", explicó.

Uno de los últimos periodistas extranjeros que quedaron en Lhasa, el corresponsal de los diarios alemanes "Die Zeit" y "taz", Georg Blume, citó a un manifestante que había visto "cómo una mujer que intentaba cruzar la calle fue abatida de un tiro". El periodista británico James Miles, corresponsal de "The Economist", aseguró que l as fuerzas de seguridad "cambiaron los bastones por armas a más tardar el domingo".

Entre tanto, las organizaciones en el exilio insisten en que, sólo en Lhasa, cerca de 80 personas perdieron la vida en los disturbios. Según el Centro Tibetano para los Derechos Humanos y la Democracia, otros 19 murieron en la ciudad de Machu, y 18 más en Aba. Para dar credibilidad a las cifras, el monasterio Kirdi de esta última ciudad difundió una serie de fotos que reflejan la violencia vivida.

Una imagen muestra un joven monje tendido sobre un charco de sangre con una bala en la cadera. En otra puede verse a un hombre de unos 40 años abatido por un disparo en el pecho. Nueve de los muertos ya pudieron ser identificados. Un funcionario chino de Aba confirmó a dpa por teléfono que en la ciudad se dieron ciertos "incidentes desagradables", pero advirtió que por el momento debía evitarse cualquier referencia a los muertos. "Esperamos instrucciones del gobierno central", explicó.

Fuente: dpa