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Cómo queda la carrera presidencial en Brasil tras la muerte de Campos

El candidato, que murió hoy en un trágico accidente, era la alternativa a los dos partidos que se pasan el mando. <strong>Su ascendente sucesora. <a href="%(link0)">Fotos.</a></strong>

Marina Silva junto a Eduardo Campos, fallecido hoy. La ambientalista podría complicar la carrera presidencial de Rousseff.
| Cedoc

La inesperada caída del avión privado Cessna 560XL, que terminó con la vida del candidato presidencial Eduardo Campos -y otros seis pasajeros- deja un incierto panorama político a dos meses de las elecciones que definirán si Dilma Roussef o se termina la luna de miel del Partido de los Trabajadores con el electorado, que se extendió durante ocho años.

Campos marchaba tercero en las intenciones de voto, con apenas el 8% de medición, pero sus asesores políticos confiaban en que se iba a proyectar la semana que viene, cuando comience la campaña en radio y televisión. El dirigente basó su campaña en la buena imágen que dejó en Pernambuco, Estado que gobernó en dos ocasiones y se fue con inmejorables gestos de aprobación popular.

El líder del Partido Socialista Brasileños (PBS) se presenta como una alternativa de gobierno a los dos frentes electorales más importantes del país: el Partido de los Trabajadores y su archirrival Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que lleva como candidato a Aecio Naves, quien escolta de lejos a Rousseff en las encuestas.

La carta sorpresa. Parte de la incertidumbre que provoca la trágica muerte de Campos se proyecta en el accionar de la hasta ayer candidata a vicepresidenta, la ambientalista Marina Silva, que en la última elección dio el batacazo y quedó segunda con el 19,3% de los votos, superior al estimado por las encuestas de intención de voto, que la ubicaba en el 14%.

Desde el trágico lugar del accidente, visiblemente alterada por el hecho, leyó a los periodistas una declaración previamente preparada que estaba enfocada en su relación con Campos. Dio muchos rodeos sobre su futuro político inmediato y no confirmó cuál de las tres alternativas tomará el partido. Es que ahora, según prevé la ley electoral de ese país, pueden bajarse de la elección, designar a otro candidato o ungir a la propia Marina Silva.

"Durante estos 10 meses de colaboración aprendí a respetarlo, admirarlo y sentir confianza en sus actitudes y en sus ideales en la vida", dijo la ambientalista, con una suave y vacilante voz, informó la agencia AP. Sin embargo, no aceptó contestar preguntas, por lo que la incertidumbre se extenderá hasta los próximos días.

Por su parte, la presidenta de Brasil decretó tres días de luto oficial en honor a Campos y dijo que se suspendería su campaña presidencial hasta nuevo aviso. "Todo Brasil está de luto", dijo Rousseff en un comunicado oficial. "Hoy perdimos a un gran brasileño. Perdimos a un gran compañero", sentenció.

Los principales políticos del país expresaron su conmoción y dolor por el accidente. El vicepresidente Michel Temer dijo que el hecho era una "tragedia para la política brasileña". La dirigente sostuvo que "Campos era un político de principios y valores". En su sitio web, concluyó: "Junto con todo el país, estoy muy sorprendida por este accidente y por la pérdida que representa para amigos y familiares". 

Cómo queda el tablero. Para los analistas locales, esta situación podría incrementar las chances de Silva de complicar la carrera presidencial de Rousseff, aunque en los números ya parece un hecho que seguirá en el gobierno. Todo depende de cómo se posicione Silva y qué política adopte para sobrellevar este inesperado panorama.

David Fleischer, politólogo de la Universidad de Brasilia, dijo a la agencia AP que la muerte de Campos fue "una mala noticia para Brasil y una muy mala noticia para Dilma". Y analizó: "Es probable que Silva le quite votos a Rousseff forzándola a ir a una segunda vuelta contra el candidato Neves del Partido de la Socialdemocracia Brasileña. Si Silva apoya a Neves en la segunda vuelta podría amenazar las posibilidades de reelección de Rousseff". 

La actual presidenta, elegida de la mano del popular expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, ha visto decaer su popularidad en los últimos meses debido a una insatisfacción creciente por una desaceleración de la economía, los altos impuestos y una pobre prestación de servicios públicos, aunque sigue siendo la candidata más fuerte.

Una encuesta realizada por la encuestadora Datafolha, divulgada el miércoles antes del accidente, mostraba que un ocho por ciento de los encuestados iba a votar por Campos, en comparación con el 36% que lo haría por Rousseff.