INTERNACIONAL
una region estrategica al borde de la guerra

Crimea revive las tensiones de la Guerra Fría entre el Kremlin y la Casa Blanca

La madre rusia. Habitantes de Crimea reclamaron ayer, frente a una estatua de Lenin, alejarse de Kiev y acercarse a Moscú.
| marcelo silvestro

El presidente ruso, Vladimir Putin, parece haberse decidido a reconquistar Crimea de cualquier manera, luego de que la Duma autorizara el uso de la fuerza en Ucrania. Con la luz verde del Parlamento, el despliegue de 15 mil soldados y el control de los dos aeropuertos de la península, el ex agente de la KGB recuperó la iniciativa en un bastión estratégico para sus intereses.
Crimea, para Moscú, es una parte vital, ya que alberga una base naval que sustenta sus aspiraciones geopolíticas sobre el mar Negro. Para Kiev, en cambio, es una república autónoma bajo control ucraniano. Muchos de sus habitantes, por su parte, son secesionistas y quieren la independencia. Ese cóctel explosivo llevó a que las relaciones entre Kiev, Moscú, Bruselas y Washington llegaran este fin de semana a su punto más crítico, con advertencias y líneas rojas trazadas sobre el continente europeo, que recordaron los tensos años de la Guerra Fría.
Pero, ¿por qué las potencias se disputan el dominio de Crimea? Por lo pronto, su ubicación estratégica en las costas del mar Negro, ruta de intercambios comerciales globales y ductos que transportan petróleo y gas de Oriente a Occidente, la transforman en un suculento botín económico.
La península también es un polvorín étnico. El 58% de sus 2,3 millones de habitantes son rusoparlantes, el 24% se reivindica como ucraniano y el 12% son tártaros, vestigios vivos del dominio del Imperio Otomano en ese territorio, anexado por la Rusia zarista en 1783.
En 1921, Crimea se transformó en una república socialista autónoma. Durante la Segunda Guerra Mundial, fue ocupada por los nazis y, luego, liberaba por el Ejército Rojo. La élite rusa la considera un apéndice en el que miles de compatriotas derramaron su sangre. Al finalizar el conflicto y en los albores de la Guerra Fría, la región fue el escenario de las conversaciones de Yalta entre Franklin Roosevelt, Winston Churchill y Iósif Stalin.
En 1954, Nikita Kruschev, que nació en la frontera ruso-ucraniana y denunció los crímenes de su antecesor, entregó la región a Kiev. Tras la implosión de la ex URSS, en 1991, Ucrania se convirtió en un país independiente y las tensiones etnolinguísticas hicieron que Crimea buscara la secesión, que fue sofocada por Kiev.
El territorio votó mayoritariamente por el depuesto mandatario Víktor Yanukóvich en las elecciones presidenciales de 2010. Con su caída, Putin perdió un aliado en Ucrania y vio derrumbarse su ambición de crear la Unión Euroasiática.
La Casa Blanca también juega una importante baza geopolítica: frenar las ambiciones territoriales de Rusia, sin que Moscú abandone la negociación nuclear con Irán y el diálogo de paz en Siria. “La neutralidad norteamericana deja a Ucrania desnuda ante la presión rusa”, consideró el analista Charles Krauthamer en The National Review.
En Crimea, Rusia y Estados Unidos miden fuerzas y reviven el espíritu de la Guerra Fría