"Existen varias maneras de salir de Cuba. La más habitual es con cubiertas de goma y lanzándose al mar". La frase no es de ningún imperialista opositor a Fidel Castro, sino de de Ibis García Alonso, cubana de 39 años que actualmente vive en la Argentina y desde agosto de 2006 pide que el Gobierno le otorgue refugio político. Hasta hoy, su intento es en vano.
Ibis comenzó los trámites pero el beneficio le fue negado. Ahora decidió apelar y se espera a que para fines de abril Secretariado de Comité de Elegibilidad para los Refugiados (Separe), se vuelva a pronunciar.
Ibis es Licenciada en Logopedia . En 2005 las asociaciones de sordos y ciegos de Cuba le entregaron la máxima orden que se les entrega a los profesionales de su área: el Sello de la Rehabilitación. Luego de distintas consultorías una fundación extranjera le otorgó la beca para estudiar en la Argentina. Nunca más volvió.
"Yo no he traicionado a nadie. En todo caso, abandoné a mi familia y a las
familias para las que trabajaba. Pero de cualquier manera siento que aún sigo haciendo por ellos,
porque de una u otra forma estoy luchando por la libertad de ellos. Y no voy a parar", se defiende.
-¿Cómo hizo para irse para siempre de la isla?
-En 2006 vine a cursar la maestría en Córdoba. A partir de ahí, el régimen
cubano me comenzó a "investigar"
.
Cada vez que debía viajar, tenía que hacer el engorrosísimo trámite de presentar la
famosa “Carta de Invitación” en la que se repetían una y otra vez los motivos de mi
viaje. Tenía que escribir un informe detallado de adónde iba, por qué iba, con quiénes me reunía y
etcéteras y más etcéteras inimaginables.
Mi pasaporte me lo entregaban minutos antes de “volar” y luego, a mi
regreso, inmediatamente me lo retiraban ya que el régimen cubano nos trata a sus ciudadanos como
eternos menores de edad.
Cansada de vivir amordazada, me decidí a pedir información sobre el asilo en las
oficinas de migración de la ciudad de Córdoba. Luego de un periplo por el Cono Sur
—escondiéndome de los agentes al servicio de la Seguridad del Estado cubana— pedí el
refugio.
- ¿Porqué la Argentina le niega el asilo?
En ese momento presenté todas las pruebas de la manipulación que hicieran con mi
documentación y el miedo que tenía de volver a la isla habiendo yo transgredido el tiempo que el
régimen me había dado para permanecer fuera de Cuba. Pero los funcionarios que en la Argentina se
encargan del estudio de “casos” de los peticionantes de refugio
dieron una respuesta negativa a mi solicitud. Todavía sigo insistiendo.
-¿Qué trámites tiene que hacer una persona para salir de la isla?
Existen varios caminos para salir de la isla. El más difícil y doloroso, pero en definitiva el
más habitual, es con un par de cubiertas de goma y lanzándose a la mar.
Otro de los caminos es casándose con un extranjero y obteniendo la Carta Blanca, que
es el permiso de salida que te da el régimen y que no es más que una vergonzosa visa de
salida.
Otro es lo mundialmente conocido como la “deserción de un cubano”, mi caso.
Profesionales, artistas, deportistas, entre otros, abandonan la misión de llevar la
“revolución” a los confines de la tierra y piden refugio en el país que les
tocó.
-
¿Por qué cree que la comunidad internacional no manifiesta su rechazo hacia la dictadura
cubana?
Creo que la comunidad internacional sí se ha manifestado. Los que no lo han hecho son los que
de verdad tienen la facultad ineludible de hacerlo, como los presidentes latinoamericanos
(por
eso la carta que les envíamos). Y es que hay como un cierto tabú a la hora de, no digamos ya de
condenar, sino de hablar sobre lo que sucede en Cuba. Una de ellas es el miedo a que se los
reconozca como amigos del imperialismo. Otra es el tema de los “logros en salud y
educación gratuitas”.
Pero la salud y la educación en Cuba no es gratuita. Lo único gratuito en Cuba es
el adoctrinamiento. Los cubanos a veces no tenemos ni
aspirinas.
-¿Confió en algún momento de su vida en la revolución?
No, pero siempre callaba. Es que el miedo es la materia prima con la que se sostiene
una dictadura. Pero ahora me cansé de tener miedo. Desde que me quedé fuera de mi patria
me han amenazado de muerte por teléfono, interfieren las llamadas que hago a mi
casa, me cortan la comunicación.
-
¿Cuántos casos como el de
Orlando
Zapata Tamayo (muerto en huelga de hambre) suceden a diario pero no salen a la luz?
Su asesinato ha sido uno entre miles. Lo que ocurre que la manera en que vuela la información
hoy en día se les ha escapado a los Castro de las manos. Porque ellos podrán condenar a los cubanos
al ostracismo, pero al mundo, no. Zapata era un disidente cubano, él fue de la juventud
comunista, algo que los Castro han silenciado.
-
¿Conoce a
Guillermo
Fariñas, logró hablar con él?
Sí. Cuando hablé con él le recordé que a los Castro no sólo no les interesa la muerte sino
que no les conviene la vida de hombres como él, amantes de la libertad y la democracia. Igualmente,
comparto su dolor.
-¿Qué mensaje quiere mandarle a los cubanos que aún están en la
isla?
Trasmitirles la esperanza de que pronto, muy pronto, acabará la dictadura. Ya no más Patria
o Muerte, ni Socialismo o Muerte ni todos esos etcéteras conjugados con la muerte. Dentro de poco,
de eso estoy segura, el grito de ¡Patria y Vida!.
(*) Desde la redacción de Perfil.com.