INTERNACIONAL
golpe palaciego?

Dilma recorta y se pone en manos de su vice y de Lula

La presidenta anunció ayer un nuevo gabinete, que da más poder al vicepresidente Temer y a petistas cercanos al ex mandatario. Aún hay riesgo de juicio político.

Atento. El vicepresidente Temer, uno de los “ganadores” del nuevo escenario, escucha el anuncio de la presidenta, que sostuvo que su gobierno es de “coalición” y defendió la distribución de cargos ent
| AFP

Desde San Pablo

Dilma Rousseff anunció ayer una reforma ministerial dibujada por su antecesor e inventor, Luiz Inácio Lula da Silva. Los cambios han sido mucho menos ambiciosos que su promesa original, dieron más poder al oficialista PMDB del vicepresidente Michel Temer, alejaron a los más fieles aliados de la presidenta, a la que pusieron bajo la vigilancia de escuderos del propio Lula.
Con los cambios, Temer y Lula van a compartir un Poder Ejecutivo en ruinas, del cual Dilma Rousseff seguirá casi sin poder. La ecuación, sin embargo, está lejos de garantizar los votos del PMDB y del PT necesarios para evitar que el Congreso le inicie un juicio político o para aprobar las nuevas medidas de ajuste que preparó su ministro de Hacienda, Joaquim Levy.

Golpe palaciego. “Hubo una especie de golpe palaciego. La presidenta ha sido ‘removida’ por una reforma ministerial orquestada por Lula”, evaluó el cientista político José Augusto Guilhon Albuquerque, de la Universidad de San Pablo, para quien “estos cambios son provisorios y sin capacidad de agregar poder”.
La reforma se definió el jueves, tras un día de discusiones entre Dilma, Lula y el presidente del PT, Rui Falcão. En vez de eliminar diez ministerios, como había prometido, Dilma suprimió ocho, todos con estructuras y presupuestos modestos, con excepción del de Seguridad Social. Con los cambios, el total de ministros pasó de 39 a 31. A fines de 2002, cuando Lula estaba a punto de asumir su primer mandato, eran 26.

La distribuición de las 31 carteras respetó los deseos de Lula y de los tres líderes del PMDB, Temer, Renan Calheiros, presidente del Senado, y Eduardo Cunha, presidente de la Cámara de Diputados. Cunha prometió decidir en las próximas dos semanas si inicia o no el proceso de impeachment contra Dilma.
El PMDB se quedó con siete ministerios, igual número que tenía desde enero, pero ahora tendrá el de Salud y su gordo presupuesto en sus manos.
 La reforma ha preservado siete ministerios ya regalados a otros partidos oficialistas y los de seis ministros considerados políticamente neutrales, entre ellos Levy, respaldado por el empresariado.
 El PT se achicó dentro del gobierno: de catorce a diez ministerios. Dilma ha perdido su brazo derecho, Aloizio Mercadante, que dejó la poderosa Casa Civil para volver al Ministerio de Educación. En la Casa Civil, Lula puso a su escudero Jaques Wagner, ex ministro de Defensa. La Secretaría de Gobierno va a ser comandada por Ricardo Berzoíni, otro hombre de Lula, que eligió a Miguel Rossetto para el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
 
Estabilidad. Vestida de blanco, Dilma anunció la reforma como una medida de “estabilidad política”, defendió como “legítima” la distribución de cargos y definió su nuevo gobierno como de “coalición”. El jueves, al cumplir nueve meses de su segundo mandato, una encuesta reveló que en septiembre su aprobación popular fue del 10%.
 “Mi gobierno busca apoyo en el Congreso Nacional, y esta reforma forma parte de este contexto”, afirmó. “Esta es una articulación política para la construción de un ambiente de diálogo, de cohesión parlamentaria”, agregó Dilma.

El Palacio del Planalto subrayó que los cambios anunciados van a permitir la eliminación de 3 mil puestos políticos del gobierno y que los 31 ministros, además de la presidente y del vice, van a sufrir un recorte de 10% en sus sueldos básicos. Los costos del aparato público federal se reducirán así el 20%. Pero los cambios tendrán poco impacto en el ajuste fiscal.
“Esta reforma es una broma. Dilma está causando un inmenso daño a Brasil  al no renunciar”, resumió a PERFIL el politicólogo Bolívar Lamounier. “La cuestión de fondo es: ¿Dilma va a mantener los recortes de presupuesto en los ministérios del PMDB? Si no los mantiene, su figura va a debilitarse todavía más”.

 

Cunha, líder del ‘fuego amigo’, golpeado por otro escándalo

Eduardo Cunha, presidente de la Cámara de Diputados, no vive una situación confortable. Uno de los principales líderes del PMDB, Cunha ya era investigado por corrupción pasiva y lavado de dinero en el escándalo de Petrobras. Ahora, la Justicia de Suiza informó a la Fiscalía General de la República (PGR) que tiene cuatro cuentas bancarias secretas en ese país. Ayer, en un comunicado, el presidente de la Cámara dijo que posee una sola cuenta corriente, en Brasil, que está declarada al fisco. Pero sólo la divulgación del documento suizo tiene poder de arruinar su ya deteriorada imagen. El hecho se dio el mismo día en que el veterano político rechazó tres pedidos de impeachment de Dilma.
Cunha tiene en sus manos otros diez pedidos, sobre los cuales ha prometido tomar una decisión en “10 o 15 días”. Entre ellos está el que presentó el jurista Hélio Bicudo, un ex petista histórico. La disputa entre la PGR y Cunha, que comanda la mayoría de los diputados del PMDB y tiene influencia en legisladores de otros partidos, está lanzada. La Procuraduría espera la decisión de la Corte Suprema sobre su primera denuncia contra Cunha y ya prepara la nueva, sobre las cuentas suizas. Desde la divulgación de que la Justicia sospecha que cobró cinco millones de dólares como propina sobre un contrato de Petrobras, Cunha es el más contundente enemigo de Dilma y un defensor de la salida del PMDB del oficialismo.