Dilma se congracia con el PT: ‘sacrificó’ a Levy en busca de respaldo de las bases
La salida del ministro liberal de Hacienda es vista en Brasil como un guiño de Rousseff al aparato partidario, al que necesita movilizado contra la amenaza del impeachment.
El “sacrificio” se consumó. La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, entregó la cabeza de su ahora ex ministro de Hacienda, Joaquim Levy, tal como le reclamaban las bases del gobernante Partido de los Trabajadores (PT). El reemplazo del ortodoxo Levy por el desarrollista Nelson Barbosa, un hombre de estrecho vínculo con Luis Inácio Lula da Silva, es visto en Brasil como un intento de Rousseff por congraciarse con el aparato partidario, al que necesita movilizado en las calles y en el Congreso para luchar contra la amenaza de juicio político que se ciñe sobre ella. La eyección de Levy, un Chicago boy que agradaba a los mercados, exhibe cómo la crisis política brasileña es capaz de potenciar la incertidumbre económica. En los últimos meses, la consigna “Fuera Levy” había ganado fuerza en el PT y en los movimientos sociales que lo apoyan, a tal punto que el presidente del partido, Rui Falcão, había llegado a decir públicamente que “si Levy no quiere seguir la orientación de la presidenta, debe ser sustituido”. El ex ministro liberal era el principal promotor de un drástico ajuste fiscal como centro de la estrategia gubernamental contra la recesión económica.
En el extremo opuesto, el partido y los movimientos de izquierda rechazan los recortes, que alcanzan a áreas como vivienda o educación, y en cambio reivindican un regreso a la política expansionista y desarrollista que –en un contexto de holgura fiscal muy distinto a la delicada situación actual– aplicó Lula da Silva durante su gestión, tal como lo señaló explícitamente hace algunas semanas la Central Unica de los Trabajadores (CUT), afín al oficialismo. Nelson Barbosa es precisamente un exponente de aquella etapa dorada. El ahora ex ministro de Planeamiento había sonado varias veces para Hacienda. Llegó a ser el número dos del antecesor de Levy, Guido Mantega. Siempre tuvo buena sintonía con Rousseff, a quien asesoró en el montaje de la llamada “nueva matriz macroeconómica”, el cóctel de bajas tasas de interés, tipo de cambio competitivo y expansión fiscal que la mandataria aplicó durante su primer mandato. Tiene una estrecha relación con Lula, en cuyo comité de reelección trabajó en 2006, y con el Instituto que dirige el ex mandatario. Aunque ha dicho que el equilibrio de las cuentas públicas seguirá siendo una prioridad de su gestión, es sabido que tiene una mirada menos restrictiva que Levy en materia fiscal, al igual que Dilma.
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Lealtad y militancia. Para la mandataria, garantizarse el respaldo firme de las bases del PT es una cuestión de supervivencia política. Si el proceso de impeachment en su contra avanzara en el Congreso, Rousseff necesitaría un voto a su favor y sin fisuras de los legisladores oficialistas y de las fuerzas aliadas. Los analistas coinciden en que el pulso callejero puede influir de forma decisiva en el comportamiento parlamentario. Por eso la presidenta necesita la movilización de la tropa propia para contrarrestar eventuales marchas pro juicio político. A cambio, Levy.
Cumbre del Mercosur: debuta Macri
agencias Asunción
Con el debut de Mauricio Macri, los jefes de Estado del Mercosur se reunirán mañana en Asunción, Paraguay, donde celebrarán la 49ª cumbre del bloque comercial sudamericano. El canciller paraguayo, Eladio Loizaga, dijo ayer que el cónclave tendrá entre sus objetivos “retornar a los orígenes del bloque”, y facilitar el intercambio comercial y la “movilidad de bienes y personas”. Loizaga agregó que en la agenda de la cumbre también figuran las negociaciones abiertas con la Unión Europea para lograr un tratado de libre comercio, un horizonte en el que, según el diplomático paraguayo, su país ha venido trabajando durante estos seis meses en los que ha ostentado la presidencia temporal del Mercosur. El diálogo con la UE para la firma de un TLC con el Mercosur será un tema central. Brasil quiere acelerar las negociaciones para arribar a un acuerdo, y espera que Macri tenga una postura más próxima a Brasilia que Cristina Kirchner, quien fue reacia a la firma del acuerdo. Otro de los asuntos en carpeta es el reclamo del gobierno argentino contra Venezuela por la liberación de “presos políticos”. El presidente venezolano, Nicolás Maduro, confirmó presencia y se cruzará con Macri.
