INTERNACIONAL
un gobierno acorralado

Dilma y Lula tejen lazos con Fernando Henrique Cardoso para superar la crisis

Sondearon al ex presidente, del PSDB, para evitar que avancen los once pedidos de impeachment que hay en el Congreso. La justicia ordenó otra prisión preventiva contra líderes de grandes constructoras.

Carrera contrarreloj. La presidenta buscó recuperar la iniciativa política y tendió puentes hacia “la oposición dialoguista”, ante la amenaza de ser destituida por ex aliados de su gobierno. Preocupac
| Cedoc Perfil

Jaqueada por la recesión, la investigación del Petrolão y los pedidos de impeachment de un sector de la oposición, Dilma Rousseff siente que necesita ayuda. Por eso, el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva comenzó una política de acercamiento con su antecesor, Fernando Henrique Cardoso, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). La decisión fue apoyada por la primera mandataria, publicó ayer el diario Folha de São Paulo. Los dos líderes oficialistas buscarían así tender puentes con la “oposición dialoguista”, para impedir que apoyen los once pedidos de juicio político que hay actualmente en la Cámara de Diputados, presidida por Eduardo Cunha, un ex aliado del gobierno que rompió recientemente con Dilma.
“En todos los países es natural que ex presidentes conversen y, muchas veces, que sean convocados por los presidentes en ejercicio. Esa es una práctica común en los Estados Unidos, por ejemplo”, afirmó el ministro Edinho Silva, jefe de la Secretaría de Comunicación Social del Palacio del Planalto. “Veo con buenos ojos la posibilidasd de diálogo entre Cardoso y Lula, como veo con naturalidad que suceda lo mismo con la presidenta”, agregó el funcionario.
Mediante amigos en común, Lula habría contactado hace diez días a FHC, quien ahora estaría de vacaciones en Europa. Cardoso prometió responder en agosto, cuando regrese al país, pero le adelantó a Folha que “está dispuesto a contribuir democráticamente”.
Otra opositora que moderó sus críticas fue la ex candidata presidencial Marina Silva. “Acá en Brasil todo el mundo está feliz de decir que la culpable de la corrupción es Dilma. No es serio creer que la corrupción es el problema de sólo una persona”, afirmó.
Con esos acercamientos, el Partido de los Trabajadores (PT) busca cercar a sus rivales, muchos dentro del oficialismo, que impulsan la destitución de Rousseff. Sin embargo, ése no es el único frente de tormenta que preocupa a la mandataria. La Justicia brasileña emitió ayer una nueva orden de prisión preventiva contra los presidentes de las constructoras Andrade Gutierrez y Odebrecht, envueltas en el colosal escándalo de corrupción de la petrolera estatal Petrobras. El juez Sergio Moro, de la sala penal federal de Curitiba, justificó la nueva medida contra Otávio Azevedo y Marcelo Odebrecht –detenidos desde el 19 de junio– por el hallazgo de “nuevos hechos” incriminadores. “En el curso de las investigaciones surgieron elementos que reforzaron la relación entre Odebrecht y el pago de sobornos en el exterior”, aseveró el magistrado en su fallo. Esta semana, el Ministerio Público de Suiza confirmó que está investigando a esa empresa por haber utilizado cuentas bancarias en aquel país para supuestos pagos de sobornos.

Contraataque. La Justicia brasileña también investiga si Lula traficó influencias para conseguirle a Odebrecht contratos en el exterior. El ex presidente respondió en su página de Facebook que su misión era la de defender los intereses de las empresas del país en el extranjero. Y criticó un artículo publicado por O Estado de São Paulo. “Los propios documentos usados en el reportaje desmienten a O Estado y confirman que actué de manera legítima y legal”, aseveró. Para Lula, la publicación “intenta transformar las buenas relaciones establecidas entre Brasil y diversos países en un supuesto escándalo de corrupción”.
El ex mandatario es acusado por, supuestamente, influir en el estatal Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bndes), después de haber concluido su mandato, para concederle créditos a Odebrecht destinados a la financiación de obras en otros países. Según la fiscalía, tras dejar la presidencia, en enero de 2011, Lula realizó viajes a Panamá, Venezuela, República Dominicana y Ghana costeados por esa empresa.


El dólar llegó al máximo en 12 años: 3,34 reales
La economía es otro de los grandes dolores de cabeza de Dilma Rousseff. El real brasileño se depreció el 0,9% con relación al dólar. Así, la divisa extranjera se cotizó a 3,34 reales, el mayor nivel de los últimos doce años. La Bolsa de San Pablo, en tanto, cayó el 0,55% y el Indice de Confianza del Consumidor (ICC) cayó en julio a los 82 puntos, su nivel más bajo desde que comenzó a ser medido, en 2005, por la Fundación Getulio Vargas (FGV).
La economía brasileña tan sólo creció el 0,1% el año pasado. Según el proyecto de ley presentado esta semana por el Gobierno para recortar los gastos públicos, el Ministerio de Hacienda prevé que la economía sufrirá en 2015 una contracción del 1,49%, su peor resultado desde 1990, y que la inflación subirá hasta el 9,0%, la mayor tasa desde 2003.
Joaquim Levy, a cargo de esa cartera, reconoció que la crisis económica es seria y que, pese a que debió revisar la meta de superávit, el escenario mejorará en los próximos meses. “Ahora todo parece ser muy complicado, pero nosotros sabemos que vamos a salir adelante”, prometió el arquitecto del ajuste en Brasil.

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