INTERNACIONAL
negociaciones por la deuda

Duros cruces entre Grecia y la UE, que se pregunta hacia dónde van los ‘antisistema’

La primera reunión entre Atenas y el Eurogrupo concluyó ayer sin acercamientos. El gobierno griego dijo que no reconocerá a la troika. El boom de Syriza y Podemos: ¿moda política o cambio histórico?

Alexis y Pablo. A Tsipras e Iglesias, líderes de Syriza en Grecia y Podemos en España, los une el rechazo a las políticas de austeridad.
| AP

Como era previsible, la primera reunión entre el nuevo gobierno de Grecia y la Eurozona concluyó ayer en Atenas sin ningún acercamiento entre las posiciones de ambas partes y con mensajes cruzados que anticipan una muy compleja negociación. El jefe de los ministros de Finanzas del grupo europeo, el holandés Jeroen Dijsselbloem, se reunió con el titular griego de Finanzas, Yanis Varoufakis, para un primer contacto en el que ambos pusieron sobre la mesa sus aspiraciones y reclamos.
El gobierno de Tsipras rechaza las medidas de ajuste dictadas a Grecia desde 2010 por la troika (BCE, FMI y UE), y pretende una reestructuración de la deuda. En virtud de los rescates financieros otorgados a cambio de los recortes, los socios de la Eurozona están expuestos por unos 200 mil millones de euros a la deuda helena.

Por esa razón, tanto la Comisión Europea como Alemania y Francia, los dos mayores acreedores, presionan a Tsipras para que no desconozca los compromisos asumidos por sus antecesores. “Ignorarlos no es el camino a seguir”, advirtió ayer Dijsselbloem, e informó que aún “no hubo conclusión” sobre el tramo de 7 mil millones de euros del salvataje que Grecia debería recibir antes de que esa opción expire a fin de mes.
En tanto, Varoufakis aseveró que su gobierno no reconocerá a la troika como interlocutor válido, pero que sí está dispuesto a negociar con el BCE, el FMI y la UE de manera individual. “No queremos los 7 mil millones –dijo a The New York Times–. Queremos sentarnos y repensar todo el programa. El objetivo es reestructurar la deuda y la economía para recibir el dinero que necesitamos, pero en forma de inversiones”.

El boom antisistema. El ascenso al poder de Syriza en Grecia y las serias chances electorales de Podemos en España han desatado un intenso debate en medios intelectuales de Europa acerca de la naturaleza de las nuevas fuerzas que sacuden el tablero continental.
¿Los partidos de Alexis Tsipras y de Pablo Iglesias son la expresión de un cambio genuino y perdurable? ¿O una “moda” propia de un momento puntual de hastío social, que terminará tan pronto como choque con los límites de la real politik? ¿Están dadas las condiciones para que se conviertan en partidos de masas? ¿O la partidocracia tradicional vencerá una vez más?
El politólogo español José Ignacio Torreblanca sostiene que la crisis económica y el agotamiento del bipartidismo abrieron una brecha para la irrupción de opciones soberanistas y populistas en Europa, que no responden a los cánones de la política tradicional. “Son movimientos anti establishment que no bajan del 20 o 30% de los votos –dijo Torreblanca a PERFIL–. En el caso de Syriza y Podemos, su aspiración es ampliar el núcleo de la izquierda ilustrada (clases medias educadas) a las masas trabajadoras: una versión moderna de la alianza de clases leninista”.
Según Torreblanca, autor del reciente libro ¿Quién gobierna en Europa?, “la crisis aprieta a cada país según sus debilidades previas: hay movimientos preexistentes que explican por qué las expresiones políticas son muy diferentes en cada caso”. Así, el rechazo al Tratado de Maastricht en Francia o el crecimiento del euroesceptisismo en el Reino Unido dan indicios de por qué la crisis favoreció a personajes de ultraderecha como Marine Le Pen o Nigel Farage, y no a fuerzas de izquierda como Syriza y Podemos.

Para el sociólogo francés Alain Touraine, el contexto de la aparición de Syriza y Podemos es la progresiva “desaparición” de la vieja izquierda, la socialdemocracia europea. “La gran reforma de los últimos veinte o treinta años, de la línea de Tony Blair y de los alemanes, fue el fin de la socialdemocracia, que fue sustituida por el social-liberalismo –señaló Touraine a este diario–. Podemos es resultado del fracaso total del PSOE en España, y lo mismo vale para Syriza y el Pasok en Grecia”. Touraine destaca que “en un mundo como el actual, totalmente dominado por el capital financiero global y en el que la sociedad industrial desaparece, las antiguas definiciones de clase de los partidos europeos se revelan superficiales y asistimos a un momento de ruptura, porque el mundo es unipolar: todo para los muy ricos”.