INTERNACIONAL
Los obligaba a endeudarse y los converta en adictos al crack

EE.UU.: Granjero esclavista penado con 30 años

Donald Evans, de 60 años, fue condenado a 30 años de prisión junto a otros tres cómplices que recibieron penas de uno a cinco años. Generó un perverso mecanismo de deudas permanentes de sus esclavos.

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Miami - Un juez de Florida condenó este viernes a 30 años de prisión a un hombre que mantuvo durante varios años semiesclavizados a inmigrantes ilegales y trabajadores negros en campos agrícolas, con deudas de salarios y haciéndolos adictos al "crack".

Donald Evans, de 60 años, fue condenado a 30 años de prisión junto a otros tres cómplices que recibieron condenas de uno a cinco años por distintos delitos, indicó la Fiscalía Federal de Tampa, Florida.

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Según la Fiscalía, Evans reclutaba a inmigrantes ilegales e indigentes negros en Florida, Luisiana, Alabama y Carolina del Norte, que ponía a trabajar bajo un régimen semifeudal en campos agrícolas en Florida y Carolina del Norte, pagándoles el salario mínimo por hora y cobrándoles 50 dólares semanales por hospedaje y comida.

Al final del día, Evans les daba a los obreros la oportunidad de " comprar crack y cerveza genérica y cigarrillos clandestinos, a crédito, y a precios inflados, en una tienda de la compañía en los campos". Las deudas eran registradas en un libro y a veces "se hacían también adelantos de crack en los sobres de pago de los obreros el día de cobro", agregó la Fiscalía.

De esa manera la mayoría de los obreros quedó "perpetuamente endeudada con los Evans", y al final terminaban recibiendo 30 centavos de cada dólar que debían cobrar en el empleo. Evans fue hallado culpable en un juicio en agosto de distribución de "crack", conspiración, tráfico de cigarrillos de contrabando, violación de leyes laborales y contaminación, pues también conectó desagües sépticos de sus campos a un río en Florida.

La esposa de Evans y su hijo también están implicados en el caso y serán condenados por su papel en la empresa en febrero.

Granta Nakayama, subaministradora de Control y Cumplimiento de la Agencia de Protección Ambiental, dijo que los acusados "administraban su campo de trabajo como una casa de horrores, sacando ventaja no sólo de los miembros menos afortunados de la sociedad, sino creando, y exponiéndolos, a un basurero ambiental de cloacas y agua contaminada".