INTERNACIONAL

Ejecutaron a Teresa Lewis en Virginia

Estaba acusada de contratar dos hombres para que mataran a su esposo y al hijastro en 2002, para cobrar el dinero del seguro. En ese estado, fue la primera ejecución de una mujer en casi un siglo (y la decimosegunda a nivel nacional desde 1976).

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| EFE

JARRATT.- Teresa Lewis, una abuela de 41 años de edad, murió por medio de una inyección letal este jueves, convirtiéndose en la primera mujer en casi un siglo en ser ejecutada en el estado de Virginia, informó un funcionario de prisiones. Lewis fue pronunciada muerta a las 21H13 local (01H13 GMT del viernes) en la prisión de Greensville, dijo el portavoz Larry Traylor.

En las afueras de la cárcel un grupo de unos 30 opositores a la pena de muerte hicieron sonar una campaña y rezaron al tiempo que Lewis se dirigía a su muerte. Se trata de la decimosegunda mujer ejecutada en Estados Unidos desde el restablecimiento de la pena de muerte en 1976. En el mismo periodo murieron 1.215 hombres.

Virginia es el estado más activo en el tema detrás de Texas (sur), pero curiosamente Lewis fue la primera mujer ejecutada en Virginia en casi un siglo, después que Virginia Christian, una estadounidense negra de 17 años, fuera enviada a la silla eléctrica en 1912. El martes, la Corte Suprema de Estados Unidos había rechazado un recurso de último momento para suspender su ejecución.

"Está muy decepcionada (...) Ella quiere vivir, pero está en paz consigo misma", había asegurado a la AFP su abogado James Rocap. Lewis se declaró culpable de contratar a dos hombres en 2002 para asesinar a su marido y a su hijastro para quedarse con los 350.000 dólares de su seguro de vida.

Es "la prueba perfecta de que el sistema de la pena de muerte no funciona", declaró este jueves el abogado a la publicación National Law Journal. La mujer tenía un coeficiente intelectual de 72, poco más del umbral de 70 debajo del cual se considera que la persona tiene una deficiencia mental. La Corte Suprema de hecho prohíbe las ejecuciones de acusados con coeficiente intelectual menor a 70.

Por ello los jueces estimaron que su coeficiente de 72 le permitía concebir el plan por el que fue condenada a la pena capital. El gobernador de Virginia, Bob McDonnell, dijo el jueves que "ningún profesional de la medicina concluyó que Teresa Lewis cumple con la definición médica o legal de una persona con retraso mental".

Lewis, de 41 años, recibió las inyecciones letales poco antes de la medianoche como castigo judicial por los asesinatos en 2002 de Julián Lewis y Charles Lewis, a pesar de las peticiones de clemencia llegadas de todas partes del mundo, en las que se alega su discapacidad mental.

Teresa tenía 33 años cuando su marido, Julian Lewis Jr., de 51 y su hijo Charles Lewis de 25 –un reservista de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos- fueron asesinados en su casa rodante. Los criminales detrás del gatillo fueron Matthew Shallenberger, de 21, y Rodney Fuller, de 20. Se habían conocido en un supermercado. Según la Justicia, enseguida entablaron una relación amorosa entre los tres. Y nacieron los planes de matar al marido y al hijastro.

Teresa -dice la sentencia- llegó a obligar a su hija de 16 años a tener relaciones sexuales con el más joven de sus amantes. Para convencerlos les pagó y les prometió además parte del seguro de vida que tenían sus familiares.

En una conversación telefónica con la estación WTVR de televisión local en Greenesville, Lewis dijo que la reconfortan su fe y el canto de himnos religiosos.

"Tengo la esperanza de que algo cambiará (...), pero si he de ir junto a Jesús, sé que será lo mejor"

, declaró la mujer.

Larrys Traylor, portavoz del Departamento de Correccionales en Virginia, dijo que en el centro de reclusiones de Greenesville no se había hecho arreglo especial alguno aparte de colocar guardias femeninas en torno a la celda de Lewis, en lugar de hombres.

Lewis había dicho a la prensa que lamenta profundamente sus crímenes y el dolor que ella causó. A diario la ha visitado su consejera espiritual, la capellán Julie Perry de la cárcel de mujeres en Fluvanna donde Lewis estuvo hasta el sábado. Lewis dijo que espera ver hoy a su hijo y su hija. La condenada es abuela desde el año pasado cuando su hija tuvo un varón.

Según publica el diario El Mundo, los medios locales publicaron que la condenada pidió un menú 'typical american' para su última cena: pollo frito, guisantes, una soda Dr. Pepper y tarta de manzana o pastel de chocolate de postre.

Su sentencia desató una intensa campaña que en los últimos meses ha hecho llegar a la oficina de McDonnell casi 4.000 peticiones de clemencia, entre ellas las de grupos de salud mental, representantes de la Unión Europea y el escritor estadounidense John Grisham.