INTERNACIONAL

El Papa en Asia: "No usar la fe para la violencia o la guerra"

Francisco habló delante de representantes de todas las confesiones religiosas de la isla. "No más divisionismos y conflicto". El susto por su salud.

El Papa, durante su última jornada en Sri Lanka. Por el calor, debió descansar y suspender una actividad.
| AFP

En su segunda jornada en Sri Lanka, el Papa Francisco instó este miércoles a los líderes religiosos a que denuncien los actos de violencia que se cometan “en nombre de la fe”, durante un encuentro interreligioso que mantuvo en el Centro de congresos Bandaranaike de la isla.

En una ceremonia a la que asistieron representantes de todas las confesiones religiosas presentes en Sri Lanka, Francisco afirmó que "por el bien de la paz, nunca se debe permitir que las creencias religiosas sean utilizadas para justificar la violencia y la guerra". "Tenemos que exigir a nuestras comunidades, con claridad y sin equívocos, que vivan plenamente los principios de la paz y la convivencia que se encuentran en cada religión y denunciar los actos de violencia que se cometan", subrayó.

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Tras su arribo a Colombo, el pontífice de 78 años comenzó a saludar a personas y funcionarios durante casi dos horas bajo un sol abrasador a lo largo de su recorrido de 28 kilómetros. Las consecuencias fueron inmediatas: por el cansancio y la demora, el pontífice no asistió a una reunión-almuerzo con los obispos de Sri Lanka y se tomó un descanso antes de completar el resto de su agotadora jornada.

"El Papa está bien de salud", declaró anoche el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi. "Estaba un poco cansado al cabo de un recorrido de 28 kilómetros bajo el sol, pero ha recuperado las fuerzas".

El Vaticano calculó entre 200.000 y 300.000 las personas que se alinearon a ambos lados del recorrido que Francisco hizo desde el aeropuerto en el Papamóvil, que traía los costados descubiertos. La conmoción por su visita se debe a que Francisco es el primer Papa que visita Sri Lanka desde que el gobierno aplastó una guerra civil librada por rebeldes de la etnia tamil durante 25 años en demanda de una nación tamil independiente. Los tamiles se fueron a la guerra porque se sentían discriminados por los gobiernos de la mayoría cingalesa dominante.

Después de un descanso, Francisco se reunió en privado con Sirisena en el palacio presidencial al atardecer y recibió luego a decenas de monjes budistas con sus túnicas azafranadas y otros jerarcas de las principales religiones en país. Incluso se colocó un chal azafranado sobre los hombros, una señal de honor entre los tamiles.

"Lo que se requiere ahora es la reconciliación y la unidad, no más divisionismos y conflicto", declaró Francisco al auditorio. "Es mi esperanza que la cooperación interreligiosa y ecuménica muestre que los hombres y las mujeres no tienen que abandonar su identidad, sea étnica o religiosa, para vivir en armonía con sus hermanos y hermanas", apuntó.

Durante la visita de Juan Pablo II en 1995, los representantes budistas boicotearon la reunión interreligiosa del Papa para protestar por los puntos de vista que él sostenía sobre el concepto budista de la salvación.

La visita "es una bendición y será útil para la amistad interreligiosa", dijo el reverendo Wimalananda, un monje budista joven que salió a la calle a dar la bienvenida al pontífice.