El presidente estadounidense
Harry S. Truman no tenía ninguna duda sobre la trascendencia del documento que iba a firmar
un día de primavera de 1948 ni sobre el éxito de lo que proponía la iniciativa.
"
Pocos presidentes han tenido la oportunidad de firmar una ley de tal importancia
como el Acto de Asistencia Exterior de 1948", dijo Truman cuando estampó su firma en el documento
legal el 3 de abril de 1948.
"Esta medida es la respuesta de Estados Unidos al desafío que enfrenta hoy en día el mundo
libre. Es una medida a favor de la reconstrucción, la estabilidad y la paz", afirmó Truman.
Sin embargo,
la firma de la ley fue precedida por arduas deliberaciones en el Congreso de Estados
Unidos. Los que se oponían al plan de ayuda por un monto de varios miles de millones de
dólares argumentaban que éste podría causar daños a la economía estadounidense, pero al final se
impusieron los que temían una expansión del dominio soviético a lo largo y ancho de Europa.
En realidad, el Plan Marshall había nacido diez meses antes, el 5 de junio de 1947, sin mucha
pompa. Ante un grupo selecto de investigadores de las Universidad de Harvard,
el secretario de Estado George C. Marshall presentó su visión sobre cómo reconstruir la
Europa devastada por la guerra. Su discurso sólo duró 12 minutos.
El plan, que
pasaría a la historia como el proyecto de reconstrucción civil más exitoso de Estados
Unidos en el siglo XX, llevaría el nombre de Marshall. Las fuerzas políticas y militares
que lo respaldaban lograron dar forma durante varias décadas al período de la posguerra en Europa.
En su discurso pronunciado en la Universidad de Harvard, Marshall, quien fue galardonado más
tarde con el Premio Nobel de la Paz, dijo que su propuesta estaba dirigida contra "el hambre, la
pobreza, la desesperación y el caos".
Marshall basó su plan en la iniciativa de los propios pueblos de Europa y en la confianza de
los europeos en asegurar el futuro económico de sus países y de Europa en su conjunto.
La estrategia de la posguerra de Estados Unidos, cuya infraestructura apenas sufrió daños
durante la guerra y cuya economía estaba floreciendo, era clara: "
Es lógico que Estados Unidos debe hacer todo lo que esté en sus manos para ayudar a que se
restablezca la salud económica normal del mundo, porque sin ella no puede haber
estabilidad política ni paz asegurada", afirmó Marshall.
En 1952, Estados Unidos destinó a Europa mercancías y servicios financieros por valor de unos
13.500 millones de dólares, cantidad que hoy en día equivaldría a unos 100.000 millones de
dólares.
Unos 1.400 millones de dólares de la ayuda inicial total se canalizó hacia Alemania para
reconstruir este país reducido a escombros durante la Segunda Guerra Mundial.
La oferta de ayuda iba dirigida a todos los países europeos.
Alemania fue el cuarto país más beneficiado por la ayuda, detrás de Gran Bretaña,
Francia e Italia.
Moscú dijo "nyet" (no) a la ayuda norteamericana, impidiendo así que los países de Europa del
Este avasallados por la Unión Soviética pudieran beneficiarse del Plan Marshall y marcando el tono
de la Guerra Fría que se estaba avecinando.
Nadie duda de que el Plan Marshall contribuyó enormemente a cimentar la división de Europa
y del mundo. Las intenciones de Washington eran evidentes: sólo la prosperidad podría
convertir a Europa Occidental en un baluarte frente al comunismo.
Los miles de millones de dólares que el Plan Marshall destinó a Europa ayudaron a convertir a
las masas hambrientas del Viejo Continente en socios fiables de Estados Unidos.
"El Plan Marshall sentó las bases económicas y políticas de la alianza occidental durante
la Guerra Fría", sentenció Diane Kunz, catedrática de historia en la prestigiosa
Universidad de Yale.
No obstante, los historiadores discrepan sobre la magnitud del impacto de los recursos
financieros otorgados por el Plan Marshall sobre la recuperación económica de Europa.
Según el catedrático de historia Michael Hogan, de la Universidad de Iowa, los recursos
locales supusieron entre el 80 y 90 por ciento de la formación de capital en las principales
economías europeas durante los dos primeros años de la implementación del programa de recuperación
norteamericano. Hogan sostiene que el Plan Marshall sólo aportó una pequeña parte a la
reconstrucción de Europa.
Miles de veces,
personas bien intencionadas han invocado los ideales del Plan Marshall para la
reconstrucción de regiones sacudidas por crisis o Estados fracasados, desde América Latina
hasta los Balcanes y, en este momento, Irak.
Sin embargo, los historiadores niegan que el Plan Mashall tenga validez en el mundo actual,
al recordar que las condiciones estructurales e históricas en 1948 eran únicas.
El Plan Marshall no tenía que llevar el comercio y el conocimiento a lugares que carecían de
ellos.
El director de la Fundación George Marshall, Larry Bland, explicó al respecto que los
europeos sabían qué hacer y conocían la importancia de la existencia de una clase media, por lo que
Estados Unidos no tuvo que "enseñar a esas personas qué es la democracia y qué es el capitalismo".
Fuente: DPA