El presidente iraní llegó a Cuba por apoyo entre los No Alineados

Un solo objetivo tiene el presidente iraní en la XIV Cumbre de NOAL: conseguir apoyo para su programa de enriquecimiento de uranio para poder hacer frente a las acusaciones de Estados Unidos, que volvió a insistir con que el país árabe debe recibir sanciones y juzgó que el proyecto tiene “ambiciones atómicas”.

El primer mandatario fue recibido con honores esta mañana cuando aterrizó en el aeropuerto de La Habana para asistir a la Cumbre de Países No Alineados, adonde Cuba y Venezuela ya respaldaron el programa nuclear.

El canciller iraní Manucher Mottaki venía preparando el terreno desde el lunes, cuando comenzó la Cumbre, y aseguró que su país está dispuesto a reanudar conversaciones sobre el tema del uranio. “En respuesta al llamado de los NOAL, la República Islámica de Irán ha expresado su disposición para reanudar las conversaciones sin ninguna condición previa con los países interesados para clarificar los asuntos importantes”, afirmó Mottaki.

Estas conversaciones ya habían comenzado la semana pasada en Viena en una reunión entre el jefe diplomático de la UE, Javier Solana, y el máximo negociador iraní, Ali Larijani, en la que se había llegado a un acuerdo preliminar por el cual Irán se comprometería a suspender el proyecto por un período de dos meses. Sin embargo, Solana y Larijani postergaron en los últimos días una reunión que tenían prevista para hoy en París, sin explicar las causas.

Por su parte, y por fuera de la Cumbre, el portavoz del Ministerio del Exterior iraní, Mohammad Ali Hosseini, acusó a EE.UU de querer "envenenar la atmósfera de negociaciones a través de amenazas" y resaltó el "avance" en las conversaciones con la Unión Europea. 

Fidel y Bonasso. Después de señalar que la presencia de la Argentina en la Cumbre “es un signo muy positivo, que da cuenta de un país distinto”, el presidente cubano Fidel Castro se reunió con Miguel Bonasso, diputado y miembro de la representación argentina ante los NOAL, con quien mantuvo una charla de algo más de una hora y media.

Según Bonasso, se encontró con "un Fidel muy activo, parándose y caminando durante el encuentro y con predisposición a realizar bromas", a pesar de que el mandatario se está recuperando de una enfermedad que lo obligó a delegar el mando del gobierno socialista en su hermano Raúl.