INTERNACIONAL
¿negocia su salida?

El presidente se atrinchera y dice que el audio fue editado

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Directas ya. En las calles brasileñas crece el reclamo por un llamado inmediato a las urnas. | Cedoc Perfil
Aunque las condiciones de su eventual salida ya se discuten en la política, la Justicia, los medios de comunicación y las calles de Brasil, Michel Temer llamó a sus aliados a resistir las presiones para que renuncie y dio ayer el primer paso en su estrategia para permanecer tanto tiempo como sea posible en el poder, acaso para negociar desde una mejor posición los términos de su “rendición”. A través de su abogado, el mandatario denunció que la grabación que lo compromete  “fue editada” como parte de un complot para derrocarlo.

“Sabemos que la cinta fue editada y eso es gravísimo”, declaró al diario Estado de S. Paulo el abogado de Temer, Antônio Cláudio Mariz, y agregó que el gobierno tiene “informaciones seguras” sobre la existencia de adulteraciones y montajes en el audio de la conversación entre el presidente y el empresario Joesley Batista, en el que se oye a Temer avalando el pago de coimas a cambio del silencio del ex presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, preso por corrupción. Amigo del presidente desde hace cuarenta años, Mariz se reunió anteanoche con Temer en Brasilia y acordó asumir su defensa penal. La estrategia judicial comenzaría con un pedido de peritaje sobre la grabación.

En su aparición pública del jueves, Temer optó por mostrarse indignado ante las acusaciones en su contra. La prensa brasileña publicó ayer que el jefe de Estado pidió “resistencia” a su base aliada y adelantó a sus hombres que deben “prepararse para el enfrentamiento” con la Justicia. Según Veja, cuando algunos de sus consejeros le sugirieron que renunciara, Temer respondió irritado: “No soy alguien que caiga de rodillas. Caigo de pie”.

Temer es consciente de que, si no renuncia, los tiempos de su eventual salida se dilatarán. Para que el Supremo Tribunal Federal (STF) avance con un juicio penal en su contra, primero debería haber una denuncia formal de la Fiscalía General de la República; luego el STF debería enviar el pedido de procesamiento al Congreso; y allí debería haber acuerdo de dos tercios de los parlamentarios para que el presidente sea apartado de su cargo. La eyección por vía de un impeachment sería aún más engorrosa; y aún no está claro qué tan viable sería un proceso en el Tribunal Superior Electoral, donde se investiga el presunto financiamiento ilegal de la fórmula Rousseff-Temer en la campaña de 2014.

Así las cosas, aunque en última instancia su continuidad en el poder no depende de él mismo, Temer puede ganar tiempo si da batalla judicial contra las acusaciones de la Fiscalía General. Sabe, también, que en esa batalla no sólo puede perder la presidencia, sino también los fueros y la libertad: se lo acusa por delitos penados con cárcel.