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despues del caudillo

El primer año sin Chávez, una pesadilla para Maduro y Venezuela

El miércoles será el aniversario de su muerte. Fueron 12 meses marcados por la violencia política y la debacle económica. ¿Herencia pesada o crisis de liderazgo?

Te extraño. La iconografía chavista acompaña a Maduro desde que asumió la presidencia, y el culto al difunto líder se convirtió en un recurso político habitual del jefe de Estado.
| AFP

En apenas un año sin Hugo Chávez, Venezuela sufrió el mayor descalabro de su historia reciente. El próximo miércoles se cumplirá el primer aniversario de la muerte del ex mandatario y el país caribeño pasará la fecha en un clima de violencia política y debacle económica acuciante. Sin el liderazgo carismático de su antecesor, Nicolás Maduro enfrenta una crisis como no se vivía desde el intento de golpe de Estado de 2002.

Chávez murió el 5 de marzo de 2013. Desde entonces, casi todos los indicadores macroeconómicos de Venezuela empeoraron. En el último año, la inflación pasó de 20,1 a 56,2%. El crecimiento interanual del PBI cayó cuatro puntos porcentuales. El bolívar oficial se devaluó casi el 50% frente al dólar, y se disparó la brecha cambiaria respecto de la divisa paralela ilegal. Las reservas internacionales alcanzaron su nivel más bajo en la última década. La balanza de pagos quedó cerca del déficit comercial, tal como ocurrió luego de la crisis mundial de 2008.

La escasez de dólares provocó un desabastecimiento crónico de bienes de consumo masivo: según el Banco Central venezolano, casi uno de cada tres productos registrados en las mediciones oficiales no se consigue y no puede sustituirse. La “guerra económica” que lanzó Maduro para combatir la “especulación” empresarial aún no bastó para revertir el panorama.

La crisis económica tiene su fatal correlato en las calles, que se convirtieron en el escenario cotidiano de una polarización política extrema. Según el último balance oficial, los choques entre grupos oficialistas y opositores ya dejaron 17 muertos. Pero las dificultades que afrontaría Maduro sin la presencia física de su mentor se anunciaban desde las elecciones presidenciales de abril de 2013. En ellas, el ex canciller le ganó a Henrique Capriles Radonski por apenas un punto, cuando Chávez lo había derrotado por casi once en los comicios de octubre de 2012.

Hacia el interior del PSUV, en los últimos días también ocurrieron cosas impensadas en tiempos de Chávez. El gobernador del estado de Táchira, Vielma Mora –ex compañero de armas del difunto líder–, criticó al Ejecutivo al referirse a “excesos” en la represión a las protestas opositoras y al pedir la liberación del dirigente antichavista Leopoldo López. Vielma integra un grupo de gobernadores ex militares que rechazan la radicalización de Maduro y abogan por un mayor pragmatismo. La novedad es que ahora expresa públicamente su punto de vista discordante.

Para Maduro tampoco es fácil alcanzar la estatura del liderazgo de su antecesor en el frente externo. Los bloques internacionales que Chávez patrocinaba perdieron vigor. La ALBA, ahora comandada por Ecuador, no logró apoyo regional para su proyecto de reformar la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y para cambiar su sede de los Estados Unidos a otro país. La Unasur no designa secretario general desde agosto por falta de consenso. Y algunos países de Petrocaribe se quejaron por demoras en las entregas de petróleo venezolano.

“El deterioro del último año no sólo es consecuencia de la herencia de Chávez: también hay una gran responsabilidad de Maduro por su mal manejo de la situación”, opinó Luis Vicente León, director de la consultora venezolana Datanálisis. Y aun si no fuera así, el actual presidente no podría echarle la culpa al gobierno anterior: el PSUV lleva 15 años en el poder. El poschavismo, apenas uno