Honolulu, EE.UU. - Un misil lanzado desde un buque de guerra estadounidense
interceptó con éxito un antiguo satélite espía norteamericano a la deriva, para evitar, según el
gobierno, que
cayera en la Tierra con el tanque lleno de un combustible altamente tóxico. "El
'USS Lake Erie', un buque de guerra de la clase Aegis, disparó un misil táctico SM-3 que impactó
contra el satélite a unos 247 km de altitud sobre el Océano Pacífico cuando se desplazaba por el
espacio a más de 11.265 km/h", anunció el Pentágono en un comunicado.
El satélite espía, del tamaño de un ómnibus, estaba a la deriva y su tanque contenía
hidracina, un combustible para los motores de los satélites altamente tóxico. El gobierno
estadounidense afirmó que e
l misil fue lanzado para derribar al satélite espía, ya que existía el peligro de que
cayera sobre la Tierra y diseminara la hidracina, un químico que puede atacar el sistema
nervioso central y ser mortal en fuertes dosis.
El gobierno de George W. Bush advirtió que sin esta intervención,
el satélite averiado llegaría a la atmósfera terrestre el 6 de marzo y se estrellaría en un
punto impredecible. Un alto responsable del Pentágono afirmó que el misil parecía haber
destruido el depósito de combustible que contenía la hidracina. "
Todas las informaciones señalan que la misión fue un éxito total. El misil parece haber
destruido el depósito de combustible. Necesitaremos algún tiempo para confirmar la extensión de la
destrucción, pero tiene buen aspecto", afirmó.
Algunos países, como Rusia y China, mostraron su preocupación por esta operación, que
consideraron como un ensayo antimisiles. "China pide a Estados Unidos que respete seriamente sus
obligaciones internacionales y proporcione rápidamente a la comunidad internacional la información
necesaria para que los países afectados puedan tomar sus precauciones", declaró el vocero del
ministerio de Relaciones Exteriores, Liu Jianchao. "China sigue de cerca los posibles perjuicios
para la seguridad en el espacio y para los países afectados, causados por la acción
estadounidense", agregó.
Washington negó buscar encubrir secretos tecnológicos o estar haciendo una demostración de
poder, rechazando cualquier paralelismo con China que usó sus misiles para derribar un viejo
satélite meteorológico en enero de 2007. Según el vocero del departamento de Estado Sean McCormack,
la misión china "fue específicamente diseñada como una prueba contra el satélite, (para probar) la
habilidad para destruir el satélite", mientras que la misión estadounidense es "un intento para
tratar de proteger a la población en tierra".
Una semana atrás, el presidente George W. Bush "ordenó al departamento de Defensa proceder a
la interceptación" del satélite mediante un misil mar-aire, para asegurarse de que los restos
caigan al agua evitando poner en peligro a la población.
La operación para destruir el satélite fue evaluada en un costo de entre 40 y 60 millones de
dólares y se apoyó en misiles SM-3, cuyo software fue modificado para "reconocer al satélite".
Según fuentes militares, el satélite, conocido como "L-21", fue puesto en órbita desde la base
Vandenberg de la Fuerza Aérea en 2006. El plazo para destruir el satélite con un misil comenzaba
este miércoles y se extendía hasta el 29 de febrero, dijo el responsable militar estadounidense. El
Pentágono decidió esperar para llevar a cabo su operación a que el transbordador Atlantis
aterrizara ayer en Florida, después de una misión de casi dos semanas en el espacio.
El secretario de Defensa, Robert Gates, es quien tenía la facultad para ordenar el disparo.