INTERNACIONAL

Ex novia de Cameron optó por los hábitos

La hermana "John Mary" eligió una vida tranquila entre otras monjas. Fotos.

Laura Adshead y David Cameron de joven.
| DailyMail

Pudo haber sido la “Primera Dama” y esposa de uno de los hombres más poderosos del mundo actual. Pero vive recluida, con un hábito negro, sin maquillaje y el pelo muy corto oculto por el velo tradicional, mimetizada entre otras monjas. La "Hermana John Mary", una hermosa rubia de 44 años, es hoy una más de las 36 monjas que trabajan en una aislada granja que pertenece al convento de Saint Benedict, en EE.UU., pero su historia podría haber sido muy distinta si hubiera prosperado su romance con el actual Primer Ministro de Inglaterra, David Cameron.

Su nombre real es Laura Adshead, y su historia fue publicada el sábado por el diario inglés The Daily Mail. Estudiante del prestigioso Colegio de Mujeres de Cheltenham y de la Universidad de Oxford, fue allí donde conoció a David, un joven ambicioso que quería incursionar en la política. Fueron novios durante un año y medio entre 1990 y 1991, mientras él ya “militaba” en la sede central del Partido Conservador y ella era una de las secretarias del entonces primer ministro John Mayor.

Fue entonces, tras un fugaz y apasionado romance, cuando sus vidas se separaron. Cameron comenzó a ascender en las filas del Partido Conservador, conoció inmediatamente a Samantha Sheffield (su actual esposa), y se casó con ella. Laura abandonó Downing Street para estudiar en una escuela de negocios en Filadelfia, y consiguió un puesto de ejecutiva de una importante agencia de publicidad, donde estuvo a punto de ser contratada como estrella de la serie de televisión “Mad”.

Según el DailyMail, su figura fue habitual en los eventos de la sociedad neoyorkina y en las revistas: en un partido de (en el que jugaba el Príncipe de Mónaco), se la vio con una nieta de Estée Lauder y con el millonario polista Peter Brandt, amigo del príncipe Carlos. En verano pagaba un alquiler de 24.000 dólares por una casa con piscina y pista de tenis en el exclusivo enclave de The Hamptons, en Long Island, considerada como la zona de veraneo junto al mar de la élite de Estados Unidos. Sin embargo, una severa depresión, el alcohol y las drogas casi acaban con su vida.

Se cree que su depresión puede haber comenzado poco después de su ruptura por el futuro Primer Ministro y las luces de Nueva York no lograron levantarle el ánimo. “Yo pensaba que mi vida iba a progresar normalmente. Que conocería a alguien, me casaría, tendría hijos, pero ese no era el camino que Dios me había marcado”, reconoce. “Siento que he intentado muchas cosas en la vida que se supone que te hacen feliz. Ese viaje me llevó al alcoholismo y la adicción a las drogas”.

En el año 2008, abrumada por problemas con el abuso de sustancias, decidió convertirse en monja: “Recuerdo haber tenido que decirle a mi madre «Voy a entrar a un convento», y ella me dijo «Sí, puedo ver que este mundo ya no tiene un significado real para ti». Conocí este lugar y vi que en él había lo que buscaba”. Entre la congregación, Laura es una más: se levanta a las 2:00 de la mañana, va a la misa, lava los pisos de la capilla, ordeña las vacas y lava los utensilios y ollas que las otras monjas usan para fabricar manteca. La industria de Hollywood quedó encantada con su historia y ya sueña con una película.

(*) Especial para Perfil.com