El fiscal general de Colombia,
Mario Iguarán, reemplazó a la mayoría de sus más cercanos colaboradores luego
del escándalo que provocó la noticia de que el alto rango de la institución que preside
había contratado a un brujo para asesorarlos en tareas de inteligencia.
Según las declaraciones que realizó a la prensa el supuesto parapsicólogo, Armando Martí, la
fiscalía le asignó
un auto blindado y un arma, además de darle
pleno acceso al edificio central de la entidad, conocido como el
“búnker”.
Martí reveló, además,
una fuerte pugna entre los altos funcionarios de la fiscalía y dijo haber
encontrado
una muñeca de vudú sobre el escritorio de una de las altas funcionarias de la
institución.
La noticia escandalizó a la opinión pública colombiana pero
Iguarán se negó a renunciar a su cargo y optó por despedir a todos los funcionarios
implicados directamente en el incidente, entre ellos la psicóloga de la entidad y el
Vicefiscal.
El mentalista, un cuestionado personaje que en el pasado estuvo preso por estafa, sostiene
que
gracias a sus poderes
se logró develar misterios como la ubicación del avión en
el que murió el ministro de Protección Social, Juan Luis Londoño, quien había desaparecido en la
cordillera andina tras un accidente en el 2003.