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el huracan donald

Fukuyama y la decadencia política

El analista afirma que Trump logró identificar dos graves problemas de la democracia: la desigualdad y el control del sistema político por grupos de intereses bien organizados. El dilema, dice, es qué hará ante eso.

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La impresionante victoria de Donald Trump sobre Hillary Clinton el 8 de noviembre demuestra que la democracia estadounidense sigue funcionando en un sentido importante. Trump logró movilizar brillantemente a una parte descuidada e infrarrepresentada del electorado: la clase obrera blanca, y empujó su agenda a la cima de las prioridades del país.

Ahora tendrá que entregarle respuestas a esa gente. Aquí es donde reside el problema. Ha identificado dos problemas muy reales en la política estadounidense: el aumento de la desigualdad, que ha golpeado duramente a la vieja clase obrera, y la captura del sistema político por grupos de intereses bien organizados. Desafortunadamente, no tiene un plan para resolver ninguno de los dos problemas.

Trump ha hecho promesas extravagantes de que traerá puestos de trabajo a Estados Unidos en sectores como la manufactura y el carbón simplemente renegociando los acuerdos comerciales existentes, como el Tlcan, o relajando las normas ambientales. No parece reconocer que el sector manufacturero de los Estados Unidos se haya expandido desde la recesión de 2008, aun cuando el empleo manufacturero ha disminuido. El problema es que el nuevo trabajo en el asiento se está realizando en fábricas altamente automatizadas. Mientras tanto, el carbón está siendo exprimido no tanto por las políticas ambientales del presidente saliente Barack Obama como por la revolución del gas natural provocada por fracking.

¿Qué políticas podría implementar la administración Trump para revertir estas tendencias? ¿Va a regular la adopción de nuevas tecnologías por las empresas de América? ¿Va a tratar de prohibir que las multinacionales estadounidenses inviertan en plantas en el extranjero, cuando gran parte de los ingresos de estas multinacionales proviene de los mercados extranjeros? El único instrumento de política real que tendrá a su disposición son los aranceles punitivos, que probablemente provocarán una guerra comercial y costarán empleos en el sector de exportación para compañías como Apple, Boeing y GE.

El problema de la toma del gobierno de Estados Unidos por poderosos grupos de interés es real, una fuente de la decadencia política en la que escribí en mi reciente artículo para Foreing Affairs, “Decadencia o renovación política americana”. Sin embargo, la principal solución que ofrece Trump a este problema es su propia persona: es alguien demasiado rico para ser sobornado por intereses especiales. Dejando a un lado el hecho de que tiene una historia de manipular el sistema en su propio beneficio, ésta no es una solución sostenible. También ha propuesto medidas como la prohibición del empleo de funcionarios federales como lobbystas. Esto rozará el síntoma pero no la raíz del problema,  que es el enorme volumen de dinero en la política. Allí, no ha presentado planes reales (...).

La victoria de Trump constituye de hecho un shock, pero, lamentablemente, su única respuesta es la tradicional populista-autoritaria: confíe en mí, el líder carismático, para cuidar de sus problemas. Como en el caso del shock al sistema político italiano administrado por Silvio Berlusconi, la verdadera tragedia será el desperdicio de una oportunidad para una reforma real.