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Gracias a la crisis, la extrema derecha de Marine Le Pen se multiplica en Francia

Se convirtió en la gran sorpresa del electorado. Crece su propuesta de cerrar el ingreso a los inmigrantes.

Marketing conservador. Marine es hija del histórico líder reaccionario, Jean Marie Le Pen. Su partido tiene un fuerte apoyo.
| AFP

La tapa del prestigioso diario Le Monde sacudió el viernes la modorra política de los franceses, a pocas horas de la segunda vuelta de las elecciones municipales. “Marine Le Pen nos cuenta su estrategia para conquistar el poder”, fue el provocativo título que eligió la publicación para retratar una entrevista con la presidenta del Frente Nacional (FN), la agrupación de extrema derecha que fue la gran sorpresa en la primavera vuelta y que apuesta hoy con quedarse con una decena de ciudades importantes, entre ellas Perpiñán y Aviñón.

La hija del xenófobo Jean Marie Le Pen sostuvo que quiere “refundar una gran fuerza política que no será de izquierda ni de derecha”. Así, busca alcanzar entre 10 y 18 alcaldías y mil concejales en todo el país. Pero su gran apuesta son las elecciones al Parlamento Europeo en mayo, donde puede quedarse con seis bancas y crear un gran bloque euroescéptico que mine los cimientos de Bruselas.

El mayor triunfo de la extrema derecha francesa fue derribar el dique republicano de los otros partidos, que abandonaron la tradición de unificar candidaturas para evitar que el FN llegara al poder. Tras la negativa de la Unión por un Movimiento Popular (UMP) de Nicolas Sarkozy a aliarse con el Partido Socialista (PS), argumentando que en sus listas hay “comunistas”, Le Pen tiene el camino libre. “Defenderemos la nación, rechazaremos el ultraliberalismo, denunciaremos el europeísmo. Seremos capaces de poner en evidencia que ese será el camino que nos conducirá a la conquista del poder”, sostiene Le Pen, que dispara contra “el modelo actual de partido único que hoy se llama Psump”.

Sus diatribas, en plena crisis económica europea, son peligrosas. Según el barómetro anual de TNS Sofre, encargado por Le Monde, France Info y Canal Plus, hace diez años, tres de cada cuatro franceses pensaban que el Frente Nacional era un peligro para la democracia; mientras que actualmente la proporción bajó a uno de cada dos. El electorado, irritado por el ajuste de François Hollande, tiene ante sí a un partido antisistema, que plantea un nacionalismo agresivo con los indocumentados.

Consultada por el diario español El Mundo sobre cómo controlar la llegada de inmigrantes, Le Pen ofreció su polémica receta para que Europa cierre sus puertas: “Lo de Melilla se soluciona quitando la salud a los inmigrantes”. Además, propuso no escolarizar a los hijos de los extranjeros y no darles ayudas sociales.

Si bien obtuvo sólo el 4,65% de los votos en la primera vuelta, esas cifras no reflejan el espectacular avance del Frente Nacional, que no presentó candidaturas en muchas ciudades, pero ganó importantes distritos, como Aviñón.
Según la prensa gala, el desastroso desempeño del oficialismo obligaría a Hollande, que bate récords de impopularidad, a efectuar un cambio en su gabinete.

Sea cual sea el resultado de hoy, Le Pen festejará la victoria cultural del Frente Nacional. Ya no sólo su padre, que compitió en la segunda vuelta presidencial en 2002 con Jacques Chirac, culpa a los indocumentados por la crisis económica y social que vive Francia, sino también lo hacen la centroizquierda y la centroderecha.

“Libertad, igualdad y fraternidad”, lema oficial de la República Francesa, ya parece ser un conjunto de valores sin contenido.