INTERNACIONAL
ENTREVISTA DEL DIARIO PERFIL

Habla el joven argentino que combate contra Kadafi: "Vencemos o morimos"

José Piaggesi (23) luchará "hasta que caiga el dictador” libio. Se quedó sordo por el ruido de un cañón y pidió plata para comprar un chaleco antibalas. Galería.

El joven mendocino, a la derecha, junto a un rebelde en el este de Libia.
| José Piaggesi

“Vencemos o morimos. La victoria o el martirio”, firmó su correo a PERFIL José Piaggesi, el joven mendocino que viajó a Libia y tomó las armas junto a la insurgencia anti Kadafi. Desde Bengasi, contó todo sobre su nueva vida cargando cañones y disparando balas antiaéreas. “No me pienso mover de acá hasta que caiga el dictador. Me siento feliz en el frente”, agregó.

—¿Cuáles son las últimas noticias de lo que estás viviendo en Libia?

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—Luego de los “errores” de la OTAN, se comenzaron a restringir algunas áreas. En un principio no era muy sólido, con tan sólo insistir unos minutos era posible saltear el control. Pero poco a poco el ejército rebelde (integrado por soldados con instrucción militar, y por rebeldes voluntarios bajo el mando de algún militar de rango medio) se empieza a organizar.

—¿Qué es lo que pudiste ver desde el frente de batalla?

 —Con respecto a las crónicas del frente puedo decir que el combate se mantiene en el mismo lugar, a casi veinte kilómetros de Brega. Las últimas líneas están completamente prohibidas. Pero pudimos avanzar. Los “kadafies” se vieron obligados a lidiar con dos frentes. Se estaban por terminar las municiones de artillería y cuando nos disponíamos a atacar, comenzaron a responder nuestros bombardeos con artillería de mano RPG, y balas de antiaéreos 14,5 y 12,5. Mantuvimos posiciones por diez minutos, pero como el enemigo ahora sabía nuestra ubicación comenzó a disparar con precisión la artillería pesada, por lo que tuvimos que retroceder. Pese a esto, el balance del día dio positivo.

—¿Cuál es tu tarea? 

—Las armas con las que contamos son sólo rifles automáticos de asalto y artillería de mano RPG, por lo que se los consideraría como infantería de asalto, que en los ataques de artillería pesada a distancia no tiene participación. Por eso, lo que más hago es repartir víveres secos, pan y bebidas en al menos seis casas. Alimentos que en un enorme gesto de fraternidad, los libios compran y pagan de sus bolsillos para ayudarse entre ellos. Verdaderamente admirable.

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