INTERNACIONAL
lecciones de 2001

Hasta Domingo Cavallo salió a criticar el corralito y el ajuste que llegó a Chipre

El gobierno de la isla quiere imponer un impuesto a los depósitos. El ex ministro de la Alianza, que impuso la medida en la Argentina, dijo que tendrá efectos muy negativos.

Marchas. Las calles de Nicosia vivieron esta semana escenas de protestas contra los bancos, que permanecieron cerrados.
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Las calles de Nicosia, esta semana, se parecieron mucho a las de Buenos Aires en diciembre de 2001. Un corralito a los depósitos bancarios, instaurado por el gobierno de Chipre hasta el próximo martes, sumió al país en la incertidumbre y el caos. Hasta Domingo Cavallo, el ex ministro de Economía de la Alianza, salió a criticar la medida, que podría generar un apocalipsis financiero en toda la Unión Europea (UE). Y, desde Frankfurt, el Banco Central Europeo (BCE) lanzó un ultimátum, al anunciar que proveerá liquidez al sistema bancario de Chipre sólo hasta el lunes, para que las autoridades aceptaran el salvataje de 10 mil millones de euros.

El corralito buscó evitar la quiebra del sistema bancario, pero generó más problemas que soluciones. De hecho, el Banco Popular de Chipre permitió desde el jueves retirar a sus ahorristas sólo 260 euros por día, en una medida similar a la instrumentada por el ex presidente Fernando de la Rúa, que autorizaba retiros de 250 pesos semanales. Con cada paso que da, la isla del Mediterráneo –enclave que oficia de puente entre Europa y Medio Oriente– se acerca cada vez más a la Argentina de 2001.

En una columna publicada en su página web, Cavallo, arquitecto del corralito, opinó que el impuesto que Chipre quiere aplicar a los ahorros “es una muy mala idea”. “Existe un gran riesgo de que semejante medida pueda provocar una corrida bancaria, no sólo en Chipre, sino en Grecia y hasta en España. Quienes mantienen depósitos en bancos de los países que dependen del financiamiento europeo y del FMI pueden sospechar que en algún momento se le impondrán gravámenes semejantes”, escribió Cavallo, que calificó la medida como un “corralón” y no un corralito.

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Lo que la troika –el FMI, BCE y la UE– pretende es que Chipre imponga un impuesto a los depósitos bancarios superiores a cien mil dólares, como condición para prestarle a la isla 10 mil millones de euros, destinados a financiar los déficits de los bancos. Según confesaron ayer autoridades chipriotas, evaluaban imponer un gravámen del 20% sobre los ahorros superiores a esa cifra, lo que significará una quita de una quinta parte de los depósitos.

El objetivo era que Nicosia obtenga 5.800 millones de euros, una de las condiciones para que Bruselas destrabase el préstamo millonario. Ese dinero, destinado a salvar a los bancos, sería confiscado a los ahorristas. Luego de que el Parlamento chipriota aprobara el viernes por la noche el duro plan de ajuste, los ministros de Finanzas de la Eurozona anunciaron que se reunirán hoy para conceder el ansiado rescate.

Chipre, con menos de un millón de habitantes, se convirtió en el primer país de Europa que aplicó las mismas recetas que llevaron a la Argentina al caos. Y, como sucedió en diciembre de 2001, nadie sabe qué desenlace puede tener la crisis.