En el barrio londinense de Notting Hill, un centenar de personas aguardaba el paso de la llama de
los Juegos Olímpicos de Pekín
coreando lemas contra el régimen chino convencidos de que los militantes de
Reporteros Sin Fronteras
preparaban un golpe de efecto.
Faltaba apenas una hora para el mediodía cuando
dos hombres surgieron de la multitud y
trataron de apagar el fuego olímpico con un extintor. Todo ocurrió cuando estaba a
punto de producirse el relevo de la llama en la esquina de las calles Ladbroke Grove y Holland Park
Avenue y mientras caían grandes copos de nieve.
Una antorcha encendida llegaba y otra apagada esperaba cuando
se oyó como una detonación seguida de una humareda blanca. Segundos después, se
escuchó una
segunda detonación.
Luego de algunos momentos de confusión, la llama olímpica, protegida por su multitudinaria
escolta -miembros del comité organizador chino en ropa deportiva, y policías británicos, algunos de
oscuro, otros con chaquetas amarillas fluorescentes-,
salió indemne del ataque y prosiguió su camino.
Los numerosos agentes apostados en la calle lograron dominar a los dos militantes, uno de
unos 20 años y otro de 40, que protagonizaron la acción con dos "extintores de propaganda". "
Esta protesta no tiene como blanco al pueblo chino sino al contrario, al régimen brutal que
lo dirige", explicaron Martin Wyness y Ashley Darby en un comunicado.
Los dos actuaron cerca del lugar en que se había instalado Reporteros Sin Fronteras, cuyos
militantes perturbaron el primer alumbrado de la antorcha el 24 de marzo en
Olimpia (Grecia).
Fuente: AFP