El canciller brasileño, Ernesto Henrique Fraga Araújo, vino a la Argentina a cerrar la primera visita del presidente Jair Bolsonaro al país, en una fecha próxima, antes de la Cumbre del Mercosur programada para mitad de año en la ciudad de Santa Fe. En una recepción fugaz en la Residencia de Olivos, el ministro brasileño y el presidente Mauricio Macri barajaron una fecha tentativa entre fines de mayo y principios de junio que todavía debe ser coordinada y confirmada por ambas partes.
La agenda de Araújo sigue hoy en la Cancillería, con una reunión con su par, Jorge Faurie, y el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica. Abordarán uno de los temas que más desvela al Gobierno desde que Bolsonaro llegó al poder en enero: el futuro del Mercosur y las relaciones bilaterales. “El Mercosur es un ser vivo, una entidad que tiene vida propia con una capacidad de regeneración y adaptación impresionante”, sostuvo ayer Araújo en una sesión académica del Consejo Argentino de Relaciones Internacionales (CARI), abarrotada como hace tiempo no se veía.
Frente a la platea silenciosa, se refirió al debate que atravesó al gobierno de Bolsonaro en su gestación, sobre la importancia de recuperar la concepción política con la que nació el Mercosur para guiarlo hacia una transformación de su matriz económica y recuperar “su vocación originaria de librecomercio” a fin de “ganar eficiencia”. Gran parte de las preguntas posteriores a su ponencia se concentraron en el destino del bloque.
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El canciller brasileño, Ernesto Henrique Fraga Araújo, vino a la Argentina.
El camino para la reforma del Mercosur, de acuerdo a lo que Araújo sostuvo en la charla abierta y luego en una reunión aparte con algunos periodistas presentes, entre ellos PERFIL, es trabajar en una reingenierá del Arancel Externo Común “negociada”, que le permita recuperar competitividad. “Las conversaciones están avanzadas, faltan algunos contenidos”, aseguró el funcionario. Faurie y Sica forman parte de ese diálogo como cabeza de los dos ministerios claves en el relacionamiento con el país vecino, el principal socio comercial de la Argentina.
El ministro brasileño insistió en la necesidad de avanzar en un acuerdo del bloque con la Unión Europea, Corea del Sur, la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA) y Canadá mientras se debate sobre cómo ganar flexibilidad en los pactos bilaterales con terceros. “Nosotros definimos qué es la Unión Aduanera, con creatividad, siempre en el marco de los acuerdos de derecho”, indicó.
“Una de las tareas que tenemos es replantear nuestra latinoamericanidad y Argentina y Brasil tienen un rol central”, subrayó el ministro.
Con tono filosófico y una apelación constante a ideas como la libertad, la prosperidad y la individualidad, Araújo puso el foco en el concepto del latinoamericanismo con una mirada crítica respecto al modo como los gobiernos lo utilizaron la década pasada. “Ese concepto, tal como lo ví usado, significaba la desconexión con las raíces de uno, que son negadas. Y todas esas herencias son erosionadas”, apuntó el canciller brasileño. Lo definió como un engaño que estereotipaba a los países y los conducía a “renunciar a su individualidad”.
“Una de las tareas que tenemos es replantear nuestra latinoamericanidad y Argentina y Brasil tienen un rol central”, subrayó el ministro. En sus palabras, la asociación entre ambos países, entre 2003 y 2015, se forjó bajo el prisma de una integración que exhortaba a bloquear a otros socios centrales, como Estados Unidos y Europa. “No sé si Brasil arrastró a la Argentina, o al contrario, como una de esas parejas que quieren suicidarse juntos”, describió.
A lo largo de una hora de sesión académica titulada “La nueva política externa brasileña”, Araújo dejó también definiciones respecto a una posible vinculación plena de Brasil con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que cambie el eje Este-Oeste por uno Norte-Sur “sumando el tercer vértice del triángulo”. Y la voluntad de avanzar, junto a la Argentina, en el ingreso a la OCDE así como en otras cuestiones como la crisis de Venezuela.
